jueves, 26 de septiembre de 2024

El pintor de la Amazonía en canoa (+Fotos) (+Video)

Fernando Salme logró un valioso testimonio plástico de la expedición “En canoa del Amazonas al Caribe” en sus pinturas...

Omelio Esteban Borroto Leiseca en Exclusivo 07/08/2018
0 comentarios
Pintor del Amazonia
Retratos a Osvaldo Guayasamín y a Antonio Núñez Jiménez (Imágenes: Cortesía del autor).

Por estos días se ha venido conmemorando el 30 aniversario de la expediciónEn canoa del Amazonas al Caribe”, en la que participaron más de 90 geógrafos, biólogos, economistas, sociólogos, arqueólogos, técnicos y especialistas de diversas ramas de las ciencias naturales, fundamentalmente, a través de un recorrido por 20 países y 17 422 kilómetros para demostrar —viajando en canoas— el origen del poblamiento de las islas del Caribe.

Esta singular expedición tuvo también a un pintor entre sus más comprometidos organizadores. Osvaldo Guayasamín, Pintor de Iberoamérica, quien contribuyó económicamente a la construcción de las canoas por parte de los indios quichuas (quechuas) de la cuenca del Napo en Ecuador y realizó el dibujo del estandarte de la expedición, un bello pájaro multicolor, un ave mítica que se convirtió en su símbolo.

Sin embargo, es poco conocido que en ella también estuvieron dos pintores: Fernando Salme (en el segmento continental) y Silvano Lora (en la exploración por el Caribe). Los dibujos realizados por estos dos pintores a bordo de la canoa son prácticamente desconocidos. El dominicano Silvano Lora, especializado en pintura mural en lugares públicos y también con una identificación muy profunda con las causas sociales en América Latina, falleció en el 2003. En cambio, Fernando Salme, quien nació en la Amazonía, asistió al evento “En canoa por una cultura de la naturaleza” para rememorar aquellos hechos y sus lecciones, y tuvimos la oportunidad de conversar con él:

Me seleccionaron para que yo acompañara a la expedición del Amazonas al Caribe por la vinculación que tenía con los quichuas, principalmente de Ecuador, pero mi formación está dentro de las artes, entonces consideré pertinente además de la investigación que yo iba a desarrollar en toda la cuenca del Amazonas, comenzar a dibujar y captar la sensibilidad de cada uno de los pueblos nativos, plasmar las características arquitectónicas que iba encontrando en cada comunidad y así también ver y considerar las construcciones más importantes de cada una de las ciudades.

Yo pude determinar el trabajo con lápiz, toda vez que preparando un color o varios colores se me hacía muy difícil poderlos concluir y entonces cada uno de los dibujos fue realizado en ese instante, mientras nosotros avanzábamos en la expedición y bajábamos a visitar una comunidad determinada, entonces era el tiempo apropiado para yo poder dibujar.

Yo procuraba que al pasar por un sector, formara parte de la colección de dibujos un tema sobresaliente de la comunidad. Tengo alrededor de 90 dibujos, cada dibujo tiene una característica importante, una historia o una anécdota, entonces es importante detallar este punto porque los dibujos no fueron elaborados así porque sí, sino porque tuvieran una contraparte social, una contraparte cultural.

        Dibujos realizados a miembros de la nacionalidad Siona-Secoya en Perú (Imágenes: Cortesía del autor).

En la colección de dibujos sobresalen los relacionados con las canoas y sobre todo con los habitantes de numerosas comunidades visitadas. Uno marca un suceso muy singular, la salida de la expedición de Puerto Misahuallí, en Ecuador. Fernando Salme reflejó ese dramático momento y hoy lo rememora:

Pude ver que al salir había un grupo de mujeres quichuas que lloraban, se lamentaban y pedían a los esposos que iban como guías que ellos no nos acompañaran en la expedición. Entonces no sabíamos por qué era el llanto, por qué era esa súplica y nosotros al alzar nuestra vista constatamos que había un grupo de gallinazos sobrevolando las canoas, que con ágiles movimientos saludaban a los expedicionarios. Dentro de la cosmovisión de los quichuas, eso es un síntoma de mal augurio, por eso las mujeres pedían a sus compañeros que no se embarquen, que no acompañen a los barbudos que estábamos en las canoas porque algo iba a pasar e iba a fracasar la expedición. Y en realidad esto tuvo un sustento muy importante porque a los pocos días se nos presentó el terremoto del año 87, la erupción de El Reventador, que se llevó a muchas poblaciones y arrasó gran parte del ecosistema en las aguas del río Napo y en el espejo del agua se formó una gran palizada”.

Dibujo del momento de la salida de la expedición (Imagen: Cortesía del autor).

¿Por qué Núñez Jiménez llevó a un pintor a bordo de la canoa cuando se necesitaban representantes de numerosas especialidades para acometer las investigaciones de carácter integral que se proponía esta expedición? En opinión de Ángel Graña, también expedicionario y hombre muy cercano a Núñez durante muchos años: “…llevó un artista para que pintara, dibujara escenas que muchas veces una cámara fotográfica no le da el valor que tiene”.

Pesca y el lavado de oro reflejadas en los retratos (Imágenes: Cortesía del autor).

Los dibujos parecen darle la razón a Núñez, quien dejó plasmada su opinión sobre Fernando Salme en el libro que le dedicara a esta expedición: “A lo largo de nuestro viaje, este excelente artista ha dejado un valioso testimonio plástico de aucas, secoyas, quichuas, ticunas, boras, yaguas y otras tribus amazónicas. Al salir de Pucaurquillo rumbo a Pebas, allí lo dejamos, sentado a la puerta de una vivienda bora, dibujando a un indio, contento de ver cómo su rostro es plasmado en un papel por el joven artista que nació en Latacunga y ahora navega del Amazonas al Caribe”.

Motivo del retrato que comenta Núñez Jiménez en su valoración sobre Fernando Salme (Imagen: Cortesía del autor).

Para Fernando Salme, quien ha sido siempre consecuente con los ideales de esta expedición: “…era fundamental estar embebido del conocimiento que nos podían deparar cada uno de los grupos étnicos, fundamental para conocer cómo se han desenvuelto a través de los siglos, su comportamiento social, cultural y económico, entonces fue muy trascendental para mí en el plano personal ser parte de la expedición porque en realidad para mí cambió mi vida”.

Autorretrato de Fernando Salme durante la expedición (arriba) y visita a la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre 30 años después (debajo) (Imágenes: Cortesía del autor).


Compartir

Omelio Esteban Borroto Leiseca

Periodista


Deja tu comentario

Condición de protección de datos