domingo, 22 de septiembre de 2024

Comercio electrónico en Cuba: una realidad creciente

La expansión de Internet en Cuba ha convertido al e-commerce en una de las modalidades más populares a la hora de adquirir productos...

Max Barbosa Miranda en Exclusivo 30/08/2022
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Comercio electrónico
La realización de pagos de servicios desde casa, en el horario que desee cada usuario ya es de por sí una mejoría considerable. Solo con la utilización de un teléfono celular y una tarjeta de banca móvil o Telebanca, sin gastos extras, incluso con descuentos en algunas ocasiones es posible saldar todas las cuentas (Foto:Pinterest).

Por: Max Barbosa Miranda y Danna Márquez Salgado

Hacer compra de productos y pago de servicios de manera virtual se ha convertido en un hecho cotidiano para muchas personas en Cuba. Tanto así, que una de las principales plataformas creadas con este fin es utilizada por más de tres millones de usuarios y en ella se efectúan cerca de 60 millones de operaciones mensuales.

Hablar de comercio electrónico en Cuba implica tener en cuenta a Transfermóvil como pilar principal de su desarrollo. Las actualizaciones de la aplicación, desde hace más de cinco años, buscan crear una pasarela de pago más completa para los usuarios.

La más reciente incursión de los desarrolladores se encuentra en la Bolsa MiTransfer, una opción que permite a los usuarios tener cuentas en CUP o USD sin necesidad de poseer una tarjeta magnética o una cuenta bancaria pues será una cuenta virtual de dinero asociada al número celular de cada persona.

Este servicio de la aplicación líder del comercio electrónico en el país pretende ampliar el espectro de usuarios capaces de utilizar las ventajas de los pagos virtuales. Tanto es así que, aunque no podemos extraer el dinero de estas cuentas en efectivo, es válido para realizar desde la recarga del saldo del móvil, hasta el pago en línea de cualquier producto y las cuentas del hogar.

Sin embargo, el desarrollo en la variedad de modos de acceder al pago en línea y la transferencia de dinero no es casual y mucho menos se circunscribe a un capricho nacional. El comercio electrónico es una realidad creciente en el mundo y Cuba no puede dar la espalda a una opción que, sin dudas, brinda facilidades.

Con la internet de por medio el acceso a marcas, productos y servicios es mucho más fácil y continuo. Resulta demasiado evidente la comodidad de realizar una compra desde el hogar y poder, incluso, pagar sin movernos del lugar a través de canales electrónicos.

Este es el principio básico del también llamado e-commerce, por lo cual, vender y comprar resulta cada día más sencillo. Por supuesto que tiene otros puntos fuertes, como la posibilidad de atender al público las 24 horas del día, independientemente del lugar donde se encuentre el usuario o la posibilidad de una mayor interacción con este.

El comercio electrónico dio sus primeros pasos en el año 1970, con el intercambio de datos y transferencia de fondos por vías electrónicas. Sin embargo, no fue hasta 1994 que se creó la primera empresa con grandes apuestas para el comercio virtual: Amazon, por aquel entonces llamada Cadabra.

En nuestro país, la fecha de inicio es más cercana. El año 2016 vio los primeros pasos de pruebas, aperturas más o menos eficaces y toda una búsqueda de posibilidades para desarrollar el comercio electrónico bajo las condiciones de la Cuba del momento.

Punto y aparte

El contexto en que se desarrolla el comercio electrónico en el mundo difiere en gran medida con el existente en Cuba. El principal elemento a tener en cuenta es la llegada de la Internet de forma masiva a partir del 2015 con la creación de las zonas wifi y con mayor impacto a partir del 2019 con la conectividad a través de los datos móviles.

En esa misma línea podemos contar la imposibilidad de la utilización de vías de comercio electrónico fuera de las fronteras del país, lo que limitaba la experiencia cubana, tanto de los desarrolladores como de los usuarios. La apertura de este tipo de comercio en Cuba forma parte de un proceso de informatización social que requiere de tiempo y recursos. No se trata solamente de poder acceder a las opciones, sino de saber cómo hacerlo.

Por este camino muchas empresas cubanas han comenzado sus andanzas. El llamado comercio G2C, de gobierno a consumidor, es uno de los más implementados en el país. Por ello vemos un desarrollo de plataformas de venta como Superfácil, la tienda virtual de artículos digitales de Citmatel o TuEnvío, la tienda virtual de la corporación CIMEX que estrenó hace poco su versión 2.0.

Además, la creación de aplicaciones como Viajando, que en un primer momento no tenía un fin comercial, sino de brindar información, muestran la evolución en el área. Mientras, el pago de servicios como la electricidad, la telefonía y el agua son realizados de manera virtual a través de las pasarelas de pago Transfermóvil y Enzona por más del 30% de los usuarios.

A esto se suma las compras de entradas a conciertos, de aplicaciones cubanas y extranjeras de uso frecuente en el país a través de Apklis, y la selección y pago de reservaciones en lugares de alojamiento a través de las páginas web de los grupos hoteleros o agencias. Todo bajo un marco legal tan incipiente como lo es el propio comercio en el espacio nacional.

El peso de la balanza

Si bien el e-commerce en el país ha tenido un desarrollo acelerado en los últimos años, todo no han sido buenas tintas. Los problemas de conectividad de los usuarios constituyen un punto débil en esta evolución, sobre todo cuando imposibilitan finalizar compras o pagos.

Asimismo, la falta de disponibilidad de productos en las tiendas online o la demora en las fechas de entrega, los problemas de aseguramiento logístico o la falta de cultura desde el punto de vista institucional para el desarrollo de estas herramientas, son un punto a tener en cuenta para la mejora de los servicios. Pero en este entramado las ventajas han sido más provechosas.

La realización de pagos de servicios desde casa, en el horario que desee cada usuario ya es de por sí una mejoría considerable. Solo con la utilización de un teléfono celular y una tarjeta de banca móvil o Telebanca, sin gastos extras, incluso con descuentos en algunas ocasiones es posible saldar todas las cuentas.

Este fue el punto fuerte que provocó el despegue del comercio electrónico en el país durante los años de la pandemia. Durante este período se ampliaron las posibilidades de compra y pago online con la apertura de nuevas tiendas y la actualización de las pasarelas de pago para brindar diferentes servicios a los usuarios.

Esto, unido a la necesidad de mantenerse en casa y realizar la mayor cantidad de gestiones desde ella, produjo un incremento en el número de usuarios que utilizaban las plataformas. Solo en los meses de julio y agosto del 2020 el Observatorio de Gobierno Digital Cubano identificó un aumento del 30% en el uso de Transfermóvil y Enzona. El mismo año comenzó la implementación del pago por estas vías en la red minorista del comercio.

Actualmente, existen muchos retos en el área del comercio electrónico en el país. Uno de los más importantes se encuentra en brindar la mejor seguridad a los usuarios para prevenir el fraude. La necesidad de buscar alternativas que guíen a los consumidores en operaciones seguras, libres de fraudes fue uno de los temas analizados en la XVIII Convención y Feria Internacional Informática 2022 celebrada hace unos meses en la capital cubana.

El futuro del comercio electrónico en Cuba debe estar marcado por la evolución: la mejora de los servicios disponibles, el desarrollo de nuevas opciones capaces de complementar los existentes, la retroalimentación de la experiencia generada por los usuarios.

Sin embargo, existen otros tipos de comercio electrónico que conviven en el país, como el B2C, de negocio al consumidor o el C2C, de consumidor a consumidor que forman parte del entramado del área en Cuba y que muchas veces compiten directamente con el desarrollado por el gobierno. Por esta razón, no se trata de correr sin medir consecuencias, sino de conocer las necesidades de la sociedad cubana y suplirlas de la manera más eficiente.


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Max Barbosa Miranda

Profesora de la Universidad de La Habana


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