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sábado, 11 de enero de 2025

Diálogos otra vez

Llenas de ingenuidad y gracia natural, las conversaciones  infantiles son capaces de iluminar los días más grises...

Yeilén Delgado Calvo
en Exclusivo 11/01/2025
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Diálogos
Sin diálogo no hay familia, comunicarse es como abrazar. (Comunicación Continua)

Según algunos estudios, la cantidad de tiempo que se dedica a la conversación en el seno de las familias se ha reducido dramáticamente en los últimos años; sobre todo entre padres e hijos. Tiene que ver en buena medida con el móvil y su presencia constante, que aísla a los sujetos en burbujas impenetrables.

Una casa sin conversación dista de ser un hogar. Debería ser ese el sitio donde más a gusto nos sintamos, donde podamos contar sin tapujos cómo nos fue el día; así como las alegrías, miedos y esperanzas que nos sostienen, sin temor a ser juzgados. Comunicarse es una forma de amar, escuchar es un acto de amor.

No podemos aspirar a que nuestros hijos conversen con nosotros si jamás estamos disponibles para hacerlo, o si solo los interrogamos sin decirles jamás nada de lo que nos pasa cuando no nos ven.

Son importantes los ritos, mirarse a los ojos, sentarse a la mesa, compartir aficiones y espacios de ocio. No solo se sientan así bases sólidas para el futuro, sino que se viven momentos hermosos gracias a esos diálogos disparatados que solo la niñez puede protagonizar y que aseguran carcajadas salvadoras.

Esta es la segunda entrega de los diálogos que mi hija y mi hijo me regalan, y que guardo como testimonio de felicidad:

  • EL PIROPO

Mamá…

–Dime.

–Eres la mamá más linda que he tenido.

  • FRENTE FRÍO I

Mamá, tengo que pedirte una cosa.

–¿Qué, mi amor?

–Cuando tengas dinerito, por favor, cómprame una corbata, tengo el cuello frío.

  • FRENTE FRÍO II

Mamiti, yo conozco otra forma de bañarse.

–A ver, ¿cuál?

–El baño inglés.

– ¿Y cómo es ese?

–La cara nada más.

–Pero, ¿quién te enseño eso?

–Mi abuela.

  • VIAJE A LA SELVA

Mami, dice la seño que me tienes que llevar a la selva.

–¿Cómo?

–Sí, dijo que las mamás y los papás nos tenían que llevar a la selva.

–¿Y por qué?

–Estábamos viendo láminas de animales y dijo que nos tenían que llevar a la selva, donde hay muchos para ver, que era una tarea

–Hijito, ¿la seño no habrá dicho que fuéramos al zoológico?

–Bueno... ah, sí, era eso.

  • OLIMPIADAS

Mamá, tienes un pulóver y un shorts rojos, igual que esa muchacha.

–Es verdad. ¿Qué tú crees si empiezo a correr así?

–No puedes, mamiti.

–¿Por qué, hijo?

–Porque ya te vas a poner un poco viejita.

  • LA PESADILLA

Hermano, tuve un sueño feo

–¿Qué soñaste?

–Había un hombre malo con un cuchillo que entraba a una casa, yo estaba allí y me quería atacar.

–¿Y por qué no me avisaste para yo defenderte?

–Ay, chico, yo pude sola.

 

 


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Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.


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