Fue en la década de los 80 del siglo pasado cuando iba hacia Casilda en un trayecto donde el auto comprado hacía menos de un quinquenio se ponchó en un lugar conocido como Media Legua.
En la zona llaman así al sitio porque entre Trinidad y ese puerto del centro sur espirituano hay una distancia de una legua, y allí marcan la mitad de la ruta, por lo tanto faltaba un par de kilómetros para llegar al destino.
Impaciente durante la espera de que nos trajeran el neumático arreglado porque no teníamos repuesto, mi hijo, entonces de cinco años de edad, insistió en irnos caminando bajo el quemante sol del mediodía en una franja costera.
No valieron las explicaciones sobre lo que significaba ir a pie en tales condiciones, pero sí se convenció inmediatamente a los pocos minutos de andar sudorosos un trecho y sentir todos los inconvenientes que le había contado.
Años después, recordé el hecho durante una visita a Vietnam, cuando los anfitriones me llevaron a ver dónde había preferido vivir modestamente Ho Chi Minh y no en la suntuosa edificación que le correspondía por su responsabilidad.
Todo esto viene a la memoria en estos días de estrechez con el combustible que ha despertado iniciativas como las de dedicar personal de la entidad transportista a organizar el traslado de personas en autos y ómnibus estatales vacíos.
Y también se hacen llamados o promocionar sentimientos de solidaridad, lo cual es una solución más permanente que inspectores o similares para obligar a que los conductores presten ese servicio con un vehículo del cual no son dueños, sino que es de propiedad estatal, social, de todos.
Desde 1968 hasta la fecha he conocido varios dirigentes o funcionarios del Transporte en distintas zonas del país y nunca vi que se detuvieran en la carretera o dentro de las ciudades a auxiliar a personas que esperan aglomerados para trasladarse.
El colmo es que uno de ellos me dijo un día “apártate de los molotes, ponte antes o después del gentío porque ahí nadie te va a parar. Y a ti te conoce mucha gente, cualquier te lleva.”
Lo mismo con cargos de dirección que sin ellos, en la esfera de los servicios se escuchan expresiones de “la población”, “el pueblo” al referirse a sus clientes, como si ellos no fueran parte de la población o el pueblo.
Todo esto da que pensar después de tantos años durante los cuales la “botella” se ha prostituido porque ya no se hacen señas a los choferes a mano limpia ni enseñando un cartelito con el lugar de destino, sino mostrando varios billetes.
No es exacto decir que la práctica de estos días “vino para quedarse”, pues ya estaba, había llegado, existía, pero se fue degradando y por tanto, se requieren nuevas acciones para revitalizar la práctica de que quienes conducen un vehículo estatal tengan la obligación de auxiliar a quienes el Estado no ha podido resolverles su necesidad mediante la adquisición y mantenimiento de costosos medios de transporte público.
En la propia historia cubana abundan ejemplos de líderes que han renunciado a facilidades asignadas en función de facilitar un mejor desempeño de sus responsabilidades y que prefieren hacer vida como los demás porque de lo contrario, no podrían pensar y sentir como sus semejantes.
sachiel
27/9/19 13:03
"En la propia historia cubana abundan ejemplos de líderes que han renunciado a facilidades asignadas en función de facilitar un mejor desempeño de sus responsabilidades y que prefieren hacer vida como los demás.."ahí vamos a discrepar un poco, estimado Chang. El Lider, administrativo o politico, no puede renunciar a las "facilidades asignadas" que conlleva su cargo. No puede renunciar al auto asignado, porque su tiempo de trabajo se le alarga innecesariamente, o le complica la planificación a otros que tienen entonces que hacerse cargo de su transportación a tareas oficiales en función de su cargo. No renuncia a los medios de comunicación asignados (telefonos, móvil, tronky, planta..) porque comunicación es poder, y mediante una simple llamada se resuelven muchos problemas, aunque no todos, posiblemente los que requieren el transporte asignado para personarse en ellos cuando estan a lejanas distancias.. No renuncia a la dieta de viaje, nacional o internacional, porque con qué paga su consumo? Sí renuncia voluntariamente a muchas horas de sueño y descanso, incusive de alimentarse, de compartir con su familia, si es un lider de los que si conocemos y respetamos. Yo diria que tales lideres por lo general carecen de las facilidades que deberian tener realmente, y esos los lideres intermedios... En fin, respetuosamente, me pudiera decir a qué "facilidades asignadas" han renunciado esos ejemplos de lideres a lo Mujica (al cual admiro, pero no creo que dejando de lado responsabilidades se mejora un pais..) y cuales son, al menos de está epoca, no la de los mambises cuyo ejemplo fue Ignacio Agramonte. Repito, respetuosamente, queria conocer de esos ejemplos, y los foristas pueden sumarse tambien a las descripciones o ejemplos. Saludos.
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