Sobre todo por pequeñas y apartadas localidades como el caserío de pescadores de Casilda, al sur de Trinidad, solían ir quienes se ganaban la vida con espectáculos de entretenimiento que incluían mostrar rarezas.
Había diversos procedimientos para atraer espectadores, uno era dar avisos a viva voz por todas las pocas calles de esas localidades, pero también como en este caso, se hacía mediante una presentación gratuita.
Un mago que no cobraba por sus actos explicaba que su arte podía disfrutarse sin previo pago, pero exhortaba a no preocuparse porque él sí tenía ganancias, pero nadie se daba cuenta porque todos miraban, miraban y mientras más uno mira, menos ve.
Con explicaciones de que lo sobrenatural no existe y que la magia era un sano engaño para entretener, hacía desaparecer monedas, quemaba billetes facilitados por el público, pero que luego aparecían en intactos en su bolsillo.
La presentación no era fijo en un lugar, sino que iba caminando, y así fue sumando seguidores hasta que empezó a tocar una flauta al acercarse a un vehículo en cuyo interior, anunció, podían ver lo que no encontrarían en otro lugar, pues allí dentro había hasta un pollo de tres patas.
Entren, entren y verán de todo sin magia, es pura realidad que pueden mirar y tocar porque ahí dentro no hay trucos…
Al llegar su discurso a esa parte, en voz baja dijo como se le habla a un amigo cercano: Entren, entren y paguen que yo no cobré por verme, pero recibiré el dinero cuando entren a mirar lo que hay dentro.
Aquel artista popular viene al recuerdo en estos días en que ya no solo en medios de prensa foráneos, o extranjeros que penetran en el país junto con las redes sociales, nos dicen que no hay bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, y lo repiten con mucha frecuencia.
Nos hacen mirar hacia un lado, e inducen a observar las roturas de la termoeléctrica Antonio Guiteras para que no veamos que hace muchos años no se pueden obtener piezas para ella porque la General Electric tiene prohibido venderla Cuba.
Tres lustros han pasado desde que esa compañía de los EE UU compró la francesa Alstom que montó la central de Matanzas, pero estas acciones están en el lado contrario de donde nos hacen mirar y mirar para que no veamos la verdad.
Gracias a aquel mago de antaño por su anticipado esfuerzo por enseñar a descubrir el bloqueo apartando la mirada del apagón, pero dirigiéndola hacia la compra que hizo en 2015 la compañía estadounidense General Electric Company de la francesa Alstom.
Cuando el malévolo hechicero nos induzca a mirar a otro lado, no dejemos de ver que desde entonces Cuba perdió el acceso a un crédito galo que facilitaba suministros y repuestos para la termoeléctrica matancerra.
- Consulte además: El arte de desviar la atención
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