Cuando se habla de comunicación de una persona a otra u otras, habitualmente se piensa en el lenguaje verbal o escrito, siendo su contenido lo que resulta comunicativo. Ambos pueden dar una semblanza de las ideas, sentimientos, intenciones y emociones del emisor; casi siempre son totalmente conscientes y controlables.
Aun así y leyendo, como se dice, “entre líneas”, podemos darnos cuenta si hay intenciones ocultas en un mensaje escrito.
EL LENGUAJE EXTRAVERBAL
Pero no solo lo verbal o la palabra escrita sirven para comunicarnos con los demás, pues desde la distancia entre personas hasta la postura, pasando por los gestos, transmite información a los interlocutores más observadores, conocedores y avispados. Y ello forma parte del llamado lenguaje extraverbal o no verbal.
Esta forma de comunicación, como las expresiones corporales y gestos, casi siempre se realiza de manera automática, de forma inconsciente e involuntaria; podemos expresar sin proponérnoslo, nuestros pensamientos, sentimientos o incluso elementos de la personalidad que a veces no nos conviene dar a conocer pues pudieran no coincidir con el lenguaje verbal; hasta nuestros silencios pueden ser comunicativos. El lenguaje extraverbal es el conjunto de elementos corporales mediante los cuales transmitimos involuntariamente información, muchas veces con independencia del contenido verbal que estemos o no expresando. Este lenguaje corporal está constituido por la proxémica, el lenguaje paraverbal y el lenguaje kinésico.
La proxémica es el uso de las distancias como elemento comunicativo. El lenguaje paraverbal está configurado por el conjunto de cualidades de la voz, tales como la entonación o el volumen utilizado. En lo que respecta a la kinésica o lenguaje kinésico es el conjunto de movimientos, gestos, expresiones y posturas que realizamos durante el acto de comunicarnos con los demás, y son capaces de transmitir información, a veces perjudicial para nosotros mismos, pues son capaces de modificar la percepción, el sentido y la interpretación del mensaje para los demás, a veces en perjuicio propio, por no saber controlar nuestras expresiones involuntarias.
¿PODEMOS TENER CONTROL?
Existen gestos incontrolables, que no pueden modificarse de forma natural. Pero otros sí pueden cambiarse si nos damos cuenta de ellos y dejamos de llevarlos a cabo según nuestra conveniencia. Debemos percatarnos de que cada persona es un mundo, con diferencias en edad, sexo o nivel cultural; y un mismo gesto puede tener interpretaciones muy diversas en función de la personalidad o sencillamente de los hábitos y costumbres de quien lo realice, o bien producto de una situación dada, que ya es otra cosa.
Porque contemplar a una persona realizar determinado gesto no implica obligatoriamente que esté sintiendo una emoción determinada o expresando una faceta concreta de su personalidad o reaccionando de una manera específica al intercambio comunicativo.
UN EJEMPLO CON LOS BRAZOS
Cuando una persona durante una conversación cruza los brazos sobre el pecho puede denotar enfado o impaciencia hacia la otra persona o situación. Habitualmente se utiliza como un gesto que implica la necesidad de establecer una separación o barrera entre nosotros y el otro, sea por inseguridad, defensa o, incluso, desinterés.
Cualquiera de las dos interpretaciones se asemejan: se relacionan con la adopción de una postura defensiva y de mostrar seguridad, tanto si lo hacemos desde una perspectiva agresiva como si lo realizamos como una forma de protección.
Cuando sea necesario este gesto puede evitarse fácilmente a nivel físico pero de manera consciente. Cuando los brazos se colocan en jarras, o sea, agarrarnos las caderas con las manos, puede tener dos lecturas en muchos casos contrapuestas. La primera de ellas y probablemente la más conocida es la que se asocia a la existencia de rabia o impaciencia; pero por otro lado también puede indicar una falta de seguridad y de esta manera intentamos crecernos ante el o los interlocutores.
CONOCERSE A UNO MISMO
La mejor forma de evitar realizar estos delatadores gestos pasa en primer lugar por conocerse a uno mismo y entender nuestra reacción emocional ante las circunstancias o las personas, y buscar una alternativa o solución a lo que nos genera la necesidad de realizarla. Por hoy es suficiente, pero próximamente intentaremos seguir abordando el amplísimo tema del lenguaje extraverbal para saber utilizarlo en nuestro beneficio.
Recuerda que, con solo levantar una sola ceja sin pronunciar palabra alguna ya estamos enviando el mensaje de que recibimos con escepticismo lo que nos está diciendo nuestro interlocutor, que es percibido también por todas las personas presentes en la conversación. Si en un momento determinado te conviene, pues adelante. Pero si no te conviene, evítalo.
Ramos
4/12/18 17:30
Pero por otra parte, hay cada chofer de guagua que tratan con una grosería que mete miedo y sin que nadie los haya provocado. Maltratan porque son unos malos educados. ¿Y los inspectores y los dirigentes no les enseñan a comportarse con la gente?
Luis
30/11/18 16:53
Es mucha verdad lo que dice el Dr. Quirantes pues a veces recibimos lo mismo de lo que damos. Llegamos al vendedor como si fuera un robot dispuesto a satisfacer nuestra pregunta y al mismo tiempo amable, rápido y cooperador. ¿Y nosotros que? Si el cliente es grosero por naturaleza o trae mala cara y trata al dependiente como si no fuera un ser humano, pues el dependiente si es un ser humano con sus apreciaciones y sentimientos como cualquier persona de carne y hueso y el cliente que no se queje pues va a recibir más de lo mismo, casi siempre traducido por indiferencia porque el pobre dependiente no puede hacer otra cosa.
Dr. Quirantes
29/11/18 16:45
Otra cosa. A veces el gesto huraño de quien nos atiende no es más que la imagen "en espejo" del de nosotros mismos. Siempre que se acuda a una persona se debe hacer con rostro amable e insinuando una sonrisa en el rostro. No falla, la respuesta habitualemente nos satisface. Pero hay gente que acude a hacer preguntas o buscar un servicio o a preguntar algo con cada cara y en tono de voz que en nada lo ayudan. Cortesía, gestos educados y una sonrisa insinuada en el rostro, con una despedida amable y agradecida. Siempre nuestra tarjeta de presentación. Pruebe y notará la diferencia.
Dr. Quirantes
26/11/18 16:46
Amigo Alejandro, espere próximos artículos sobre el lenguaje extraverbal donde espero ampliar un tema tan interesantes y útil para todos. Cuando voy a hacer una petición, ya por la cara y la postura, comozco cual va a ser la respuesta. En estos casos, abrevio y me voy. Buscaré otro sitio donde reasilver. Aunque a veces durante una conversaciṕn puedes tocar "teclas" que hagan cambiar a la persona. Solo se trata de saber. Saludos,
Dr. Quirantes
senelio ceballos
26/11/18 9:48
Gracias Dr. Quirantes.......Aqui en RUSIA ..moderna no la Rusia-CCCP, se tradujo un libro que por muchos annos solo lo utilizaban los oficiales de KGB.......Ese libro fue escrito por autores de MALASIA Y SINGAPURE.......SE llama ..El lenguaje de los GESTOS....GENIAL , muy aplicativo al busines, interacambio y charlas creo que hace falta que lo llevan para Cuba y lo traduzcan alli en castellano [ yo no se si ya en nuestra abuelita cultural Spain lo estan utilizando..]..Ud con su articulo me ha recordado ese libro.........Lo tuve en mis mano a alla por lo finales de los 90.........
alejandro
26/11/18 9:41
Gracias por el artículo, digo!!!!!!, perdón, clase de educación formal, excelente; digame una cosa y resto de lectores: ¿como catalogar ese gesto cuando usted va a hacer una gestión pública (generalizando las gestiones), ud hace una pregunta y no ha concluido la idea y el interlocutor ya le esta diciendo con gestos que no, como que no te deja hablar? !!!interesante!!!!, a todos nos ha pasado, claro, al final la respuesta va ser siempre en negativo por eso de una de las Leyes de Murphy de que: lo que va a salir mal, inevitablemente o irremediablemente sale mal, ¿no? No hay nada mas adecuado y cortés que a pesar de obtener la respuesta negativa a un asunto que está ventilando, el interlocutor escuche, atienda, de manera tranquila, paciente y seguro, pero de estos no abundan mucho, los más son los que ya tu vez como no, negativo, molesto, vaya, como elcuento dle gato desde que que saludas con los buenos días, lo mismo si: ¿hay sellos postales? que si ¿vino la arquitecta de la comunidad? que si "mire tengo un problema .......", en fin, el mar.
Por cierto profesor: me han dicho que cuando te están hablando y se tocan la nariz es que no es real lo que te están diciendo: ¿que hay de real en ello?
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