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sábado, 23 de noviembre de 2024

“Yo perreo sola”: ¿feminismo o más de lo mismo?

La fórmula toma el lugar de la obra y el gesto de un artista, el de un movimiento social...

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 03/04/2020
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Videoclips-puertorriqueño Bad Bunny
El puertorriqueño Bad Bunny en su más reciente videoclips "Yo perreo sola”. (Tomada de larepublica.pe).

“Confirmar el esquema, mientras lo componen, constituye toda la realidad de los detalles”- apuntaron T. Adorno y M. Horkheimer en su trascendental ensayo La industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas, publicado en 1945, cuando las “industrias de la conciencia” apenas daban sus primeros pasos. “La industria cultural se ha desarrollado con el primado del efecto, del exploit tangible, del detalle sobre la obra, que una vez era conductora de la idea y que ha sido liquidada junto con ésta”-añadieron. Estas y otras observaciones de los de Frankfurt me vinieron a la mente cuando visualicé “Yo perreo sola”, el más reciente videoclip del intérprete puertorriqueño Bad Bunny. Y, sobre todo, con más peso de luz, cuando leí las reseñas en los medios de la farándula; orgánicos de las industrias del showbusiness, del gran negocio en la “sociedad del espectáculo”.

“Así luce Bad Bunny vestido de mujer en su nuevo video”, “con taconazos y un buen par de tetas”, son los detalles que destacan, incluso por sobre su mensaje feminista. Un feminismo light, o controlado, que es el “meta-detalle”, confirmatorio de la fórmula de la provocación: “Bad Bunny lo volvió a hacer”. Operatoria de marketing que se recicla y validada, más de una vez en el mercado, por el propio “conejo malo”. Mira si funciona que en solo horas acumuló 20 millones de visualizaciones y en tres días casi la duplicó.

Los detalles se insubordinan y la fórmula toma el lugar de la obra; el relato visual, el de la realidad, y el gesto de un artista, el de un manifiesto político. Por eso, basta un post de Instagram para catalogar a Britney Spears “reina del comunismo”, y al famoso boricua de  feminista o de profeta de “la nueva era del reguetón”, por vestirse de mujer. “Bad Bunny representa a esa nueva masculinidad en la industria de la música (que también podemos identificar en Harry Styles e incluso en Sam Smith –quien declaró que su género es no binario–)”- consideran ciertos entusiastas.

“Los detalles se tornan fungibles”, no solo para decodificar el “contenido particular” de un tema, lo que aparentemente cambia”, sino también como “level” de los consumidores. Para su clasificación y la cuantificación más completa. Hay un público azul, otro verde y otro rosa. Unos consumidores del perreo y otros que gustan de temas de corte social o político. “Cada uno debe comportarse, por así decirlo, espontáneamente, de acuerdo con un level determinado de forma anticipada por índices estadísticos, y dirigirse a la categoría de productos de masa que ha sido preparada para cada quien”, observaron los filósofos alemanes.

El intérprete de “Diles” ha cargado con el estigma del género, el de misógino y machista. Y sobran razones, las grandes marcas del reguetón se venden como machos alfas, ricos, guapos, rodeado de mujeres con cuerpos esculturales y coches lujosos. El propio “conejo”, ha participado en varias colaboraciones criticadas por incluir algunas de las consignas más sexistas del reguetón. Una de ellas fue “M.I.A”, junto al rapero Drake.

Para contrarrestar estas opiniones adversas, lanzó el sencillo “Solo de mí” con frases que contradecían el discurso posesivo de “M.I.A”: "yo no soy tuya ni de nadie, soy solo de mí". Mensaje recalcado con el vídeo, una explicita denuncia al maltrato de la mujer; al menos en la primera parte de este, antes del perreo y las escenas en la discoteca. Lo lanzó unas horas antes de su primer disco en solitario, X 100PRE, en diciembre de 2018. “Me gustaría que la vida fuera más bonita: que la gente no juzgue tanto a los demás, no discrimine.  De eso se trata, solamente de hacerle entender a las personas que se trata de respetar la forma de ser de otros, la forma de pensar y ser feliz. Esa es mi temática principal. Si quieren ser así, únanse”-dijo en una rueda de prensa, poco después de su estreno.

Entonces tampoco convenció a todos, algunos acusaron al puertorriqueño “de cínico e hipócrita. De haber hecho un purple washing de manual”. La periodista Anna Pacheco se preguntó a propósito: “¿Sacar un tema feminista te convierte en feminista? ¿Hasta qué punto es lícito apropiarse de la lucha para vender discos? ¿Aplicará esta perspectiva de género en próximos temas o vídeos?”.  Para ella, no era solo “un movimiento puramente estratégico y marketiniano”, su “discurso estará lleno de fisuras, pero quizás, y solo quizás, sí que ha entendido que tiene que tomar partido”.

“Está claro que esta canción no convierte a Bad Bunny en un icono feminista; ni siquiera lo convierte en más feminista, quizás para ello deberíamos salir un día de fiesta con él o hablar con sus exnovias. Pero el mensaje de concienciación y sensibilización que envía a una audiencia de 14 millones de personas, entre ellos un montón de adolescentes y jóvenes, es más que reseñable”. Apuntó la periodista. "No queremos ni una muerte más. Menos violencia y más perreo (si ella lo quiere, si no, déjala que perree sola y no la jodas)"- escribió el cantante en su Instagram para anunciar “Solo de mí”. Una frase que ahora retoma en “Yo perreo sola”.

Por la negativa a hacerle una manicura y pedicura, en un centro de estética de Oviedo, España, compuso Bad Bunny “Caro”.  Con su “retórica” habitual, "¿Qué carajo te importa a ti, cómo soy yo?"  y “vive tu vida, yo vivo la mía", pero con una intención que dejó más clara en el video, publicado el 28 de diciembre del 2018. La producción audiisual inicia con el cantante pintándose las uñas. Luego, un alejamiento de la cámara (dolly out), desde un primer plano de las manos que imaginamos de él, pero… resulta de ella, la modelo puertorriqueña llamada Jazzy, que aceptó raparse la cabeza para meterse en el papel del artista durante la mitad del video. Hasta ahí, era ella asumiendo la voz y los gestos de Bad Bunny. Lo mejor, llega con el cambio musical, una reverberación, y con el segundo de silencio vemos una erupción volcánica, seguidamente, los dos tirados en el piso. La equiparación es metafórica, la proyección externa con la introyección, el hombre con la mujer; con los mismos atributos, sentados uno frente al otro. ¿Por qué no puedo ser así/ ¿Por qué te hago daño a ti?-se escucha.

En este también incluyó una pasarela con modelos diversas, tales como una anciana, una chica con síndrome de Down y otra con sobrepeso. Como luego se vieron en el video de “Bellacoso” realizado junto a Residente, y del que comentamos en un post anterior.  Fue el primer videoclip en el que Bad Bunny ejerció como director, y , en mi opinión, es el mejor de todos.

El vídeo musical de “Yo perreo sola” fue dirigido por el propio cantante, en colaboración con Stillz. Inicia con un niño vestido de conejo y rodeado de juguetes, el mismo que aparece en otros de los videos publicados y parece ser parte del concepto del disco. Otro detalle que se recicla y que alude al propio artista, o más bien al niño que no pudo ser por su procedencia humilde.  A continuación, se ven los tacones de Bad Bunny transformado en una apetecida mujer de pelo negro y un traje rojo, parecido al que usó la rapera estadounidense Cardi B en el video de “I Like It”, y luego, en otra con un estampado tropical que se mueve al ritmo de la música. La línea “tranqui que yo perreo sola” da lugar a las otras secuencias con el intérprete vestido de rosado sobre un carro rodeado de un jardín, con flores convertidas en figuras antropomorfas que también perrean. En la recta final, aparece un grupo de mujeres bailando y disfrutando la pegajosa canción. En el fondo se aprecian letreros con frases como “Las mujeres mandan” y “Ni una menos". Cierra con la consigna: “si no quiere bailar contigo, respeta, ella perrea sola”.

El audiovisual reactivó el debate sobre el feminismo y provocó reacciones opuestas en el propio espectro del movimiento. Clara Serra, feminista y ex diputada de Más Madrid, autora de Leonas y zorras y Manual Ultravioleta, aplaudió la canción porque “habla de tías que se lo pasan bien solas y defiende, desde una música asociada a la masculinidad hegemónica y a la cultura machista, el derecho de las mujeres a perrear sin aguantar a babosos”. “Ofrece a los jóvenes de hoy un marco sobre el que poder repensar qué significa ser hombre”.

En contraste, otras piensan que lo que ha hecho Bad Bunny es apropiarse de algo que no le corresponde. Según María Murnau, de la cuenta de Instagram Feminista Ilustrada, no es más que una estrategia de marketing. "Que los hombres rompan sus moldes y utilicen elementos relacionados con la feminidad no nos aporta absolutamente nada. Las mujeres vamos a seguir igual de sometidas por el canon estético". "Si te importaran [las mujeres]", continua Feminista Ilustrada, "les darías visibilidad como sujetos, es decir, como creadoras (música y/o letra) y no como objetos. Mujeres, que no os engañen, este es otro macho misógino, disfrazado de purpurina".

Para la periodista Mónica Zas Marcos, “Bad Bunny es el artista que merecíamos gracias al reggaetón y no a pesar de él”. El reguetonero “tiene mucho que aprender del feminismo, de la política territorial y de la cultura antitransfobia”, pero “usa su altavoz para posicionarlas en la agenda mediática”.

Hay “detalles”, la verdad, que ponen en dudas las apreciaciones de los que quieren bautizar a Bad Bunny de feminista. En el propio tema, hay frases como: “Tiene una amiga problemática/ Y otra que casi ni habla (No)/ Pero las tre' son una' diabla' (Prr)  y “Despué' de las doce no se comporta (Ey)”. “Safaera”, el tema que cierra la parte del perreo del álbum, tiene estribillos como “Qué falta de respeto, mami. / ¿Cómo te atreves a venir sin panty?”.

Súmese el hecho, de que pretendiéndose feminista no se haya reconocido el aporte de Génesis Ríos, conocida como Nesi en el mundo del rap boricua; la que puso la voz al coro inicial (“Antes tú me pichabas, / ahora yo picheo, / antes tú no querías, / ahora yo no quiero. / Tranqui, yo perreo sola”).  Es la única colaboración del disco en la que no se le da crédito. El equipo del cantente compró su parte como un sample, “solo quería mi voz dijo Nesi en entrevista a El Vocero de Puerto Rico. Su parte fue escrita por el “feminista”. La grabó en una habitación de un hotel sin saber para qué. En todo caso como ha hecho notar Camila Cadavid Cruz, la mujer no tiene voz,  el tema expresa el imaginario que los hombres, Bad Bunny en este caso, tienen de la libertad de las mujeres,

“Yo perreo sola” es la quinta pista de su segundo álbum de estudio YHLQMDLG (Yo hago lo que me da la gana). Se lanzó el 29 de febrero pasado, bajo el sello Rimas Entertainment  y de la mano de su manejador Noah Assad. Una “demostración de todo lo que puede ser y hacer alguien plenamente consciente de que ya no tiene nada que demostrar”, “un collage de propuestas musicales complejas”, “una joya de la desvergüenza, el exceso y el virtuosismo”- al decir de Simón Ganitsky.

"YHLQMDLG es un álbum hecho para disfrutar y gozar. Lo hice para alegrar a la gente y sobre todo demostrar que tú puedes ser quien tú quieras ser. La música es libre y no tiene reglas, y en este álbum quise hacerlo diferente. Tal vez es el álbum que he querido hacer desde siempre, desde que mi sueño comenzó de pequeño”, expresó el cantante urbano  sobre su segundo álbum en solitario.

Ciertamente, la relativa independencia de Bad Bunny del poder de las tres grandes (Universal Warner y Sony) le ha dado cierto margen para estirar las bridas. Sin embargo, recurre a los detalles y los esquemas impuestos por las industrias culturales hegemónicas.  Sus arranques humanistas y ese “Yo rompo las reglas y luego las reparo”, más de Benito Antonio Martínez Ocasio que de la Marca que le marca, terminan diluidos en la cosmovisión impuesta por lo que sí hacen lo que les da la gana. Precisamente porque producen y reproducen las ganas y los deseos de la inmensa mayoría de los consumidores del mundo. Les sirve, al acatar sus lógicas, al nutrir ese “alud de informaciones minuciosas y de diversiones domesticadas” que “corrompe(n) y estupidiza(n) al mismo tiempo”.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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