Transitar hacia el comunismo es sembrar una nueva cultura, con otros criterios del éxito y de la prosperidad. Muy distintas a las hegemónicas, propaladas por las elites capitalistas a través de las pantallas y de los “famosos”, esas vitrinas andantes construidas por sus industrias del entretenimiento y premiados por resultarles sus más efectivos trabajadores orgánicos. Convertidos en ídolos y evangelizadores de una racionalidad estructurada sobre la idea de que el dinero todo lo puede y de que todos tienen su precio.
Una racionalidad que imanta el entramado de significaciones que ordena todas las relaciones entre los ciudadanos-consumidores de sus metanarrativas. Y como todo lo intoxica, ubica y proyecta en todo encuadre y en todo “meme cultural” al Dios Dinero en la cúspide iluminada, mientras en los rincones más oscuros, valores del Humanismo como la fraternidad y la solidaridad.
Por ello, impiden y torpedean toda siembra de sensibilidad y toda expansión del espíritu humano. Declaran “fallido” toda alternativa que deje desnuda al “rey amarillo. Suplantan los afectos por los efectos y subvierten la cultura popular con una subcultural enlatada- y fragmentadora. Así, en el cielo como en la tierra, es decir en la periferia de su “civilización” como en la centralidad de su barbarie.
No hace falta la orden de un oficial de las Fuerzas de Operaciones Especiales de los EE. UU., ni el pago de la Fundación Cubana Americana, para que un Tekashi 6ix9ine tenga una idea como la de “Leyenda Viva”. Basta que con el dinero que consigue con su mercamúsica se pueda sentir persona, por primera vez en su penosa vida, aunque en los encuadres que le permiten estar. Que imagine posible borrar las marcas por las que ha sido excluido y subvalorado, las de sus orígenes étnicos y de clase, por las que se vio obligado a vender drogas en el Brooklyn donde creció.
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Basta que le inhabiliten su capacidad de pensar, de analizar la realidad compleja que lo sojuzga, y de identificar a los verdaderos “malos de la película”, a los mandamases que lo instrumentalizan, pese a que pueda ser noble y genuina su voluntad de ayudar a los que le recuerden aquella infancia infeliz. Basta que en un bar de Miami, entre copas y otras malas hierbas, le hagan mal historia de lo que pasa en Cuba. Que lo intoxique la propaganda anticubana, que todo lo exagera o tergiversa y que llegó a calificarlo como agente de la dictadura por venir a hacer turismo al archipiélago y por no hacer lo que el de él se esperaba: repartir dinero, como había hecho antes allá y en otros países, cual se le ve hacer en el video de marras filmado hace unos días en unos poblados de Pinar del Río.
Según el realizador del video, la idea central era filmar en Pinar del Río, por los paisajes bonitos que tiene, porque se necesitaba estar en casas de campesinos, de cubanos humildes, y porque cuenta la historia de un cubano que nació pobre y triunfó en la vida. Contó este, en un canal de Youtube, que en Viñales, en la casa en que filmaron y se quedaron hasta el otro día, la mayoría no conocían al rapero de raíces mexicanas y puertorriqueñas. Que allí le pidió al campesino que le enseñara a usar el machete y la guataca, que el rapero pasaba por el lado de las hojas del tabaco y no sabía lo que era.
Compartió Pepe Salom que pocas horas de que arribara el rapero lo contactaron desde una compañía estadounidense con la que había trabajado antes y fue quien recibió al famoso intérprete de “Gooda” en el aeropuerto José Martí. Que previamente había aceptado el encargo sin tener idea de qué artista se trataba y qué se pretendía, que luego, al saber que sería con el polémico 6ix9ine, decidió correr los riesgos.
Afirmó, además, que todo fue improvisado, sin guion, que no pidieron permiso a autoridad alguna de la provincia y que no dieron margen para que se formara ningún tumulto; se bajaban, filmaba al rapero repartiendo dinero y salían rápido para otro sitio.
“Pepe, un gran hombre este tipo. Aquí estamos haciendo historia. Estamos trabajando. Ya ven la cámara, las dos computadoras. Antes de ser rapero yo me dediqué a hacer videos a otro rapero y le estaba contando a Pepe que no sabe la historia que estamos haciendo”, comentó Tekashi en el video compartido por el director cubano en su cuenta de Instagram. “Muchos saludos, que Dios me los bendiga, que Dios me los cuide y ya saben, los quiero”, agregó el rapero; mientras Pepe aseguraba que el videoclip iba a quedar “muy lindo”.
Sin embargo, ni la idea de equipar la infancia de 6ix9ine con la de Lenier, ni la canción compuesta por el rapero, ni el audiovisual que lo recrea, “hará historia” como añoran los involucrados. Malogradas las tres, sin ningún valor más allá del propagandístico.
Porque Álvaro Lenier Mesa nació en Güines, no en Viñales, y como todos nuestros niños tuvo garantizada una educación gratuita y de calidad. Alvarito, a diferencia de Daniel, no tuvo que dejar los estudios para trabajar, ni se vio obligado a delinquir. El cubano, con 10 años, formó parte de la cátedra de Música Campesina que Alexis Díaz Pimienta conformó en el Instituto Superior de Arte. Y luego con la experiencia de aquel proyecto, llegó a presentarse en el programa Palmas y Cañas y en el infantil Arcoíris Musical. Porque para ser inspirada en nuestros campos, la canción no solo está falta de rima sino del lirismo que les sobra a nuestros cantores, aun los de más bajo nivel educacional. ¿Y el video?, ¿para qué emborronar cuartillas?
Confieso que me lancé, como se ve lanzarse al famoso en una posa pinareña, cuando vi en las redes aquellas imágenes, vestido de campesino y compartiendo con jóvenes de aquel hermoso paraje. Comenté en un post que el polémico rapero había encontrado en Cuba la libertad y la seguridad que le niegan en EE.UU., que hacía una semana le había propinado una brutal golpiza en un gimnasio al sur de La Florida. Aun no sabía de qué se trataba, ni había visto su imagen envuelto en nuestra bandera, rodeado de niños y jóvenes.
- Consulte además: Tekashi 6ix9ine y el “malo de la película” (II)
En la mayoría de los cubanos las imágenes que circularon previamente y el video mismo lo que provocó fue indignación.
Cuán distinto al revuelo de sensaciones gratas y esperanzadoras del videoclip de “Siembra”, que hemos podido disfrutar por estos días en nuestra TV. Un corto que recrea la versión de una de las pistas de Morada, él último disco de Buena Fe, “junto con los hermanos Jorgito Karamba y Dúo Iris, para que esta canción sea más de ustedes”, como lo presentaron en la página oficial de la agrupación.
“Benditos sean los amigos. Esos seres que llegan a nuestras vidas para ser incondicionales y oponentes fértiles. Compañeros de viaje. Familia por elección. En este mundo cada vez más digital, rendimos culto y abogamos por el regreso a los juegos tradicionales. Esos que llevan carcajada o enojo compartido, sudor y alguna lesión pasajera, pero que forjan esas alegrías más cercanas a la vida misma. Nada como mirarse a los ojos de otros y saber que la amistad nos sostiene. Nada como el abrazo de quien se ha ganado nuestro corazón para siempre”, compartieron.
El video dirigido por Claudio Pelaez Sordo, protagonizado por niños y jóvenes felices, compartiendo en juego tradicionales, es sin dudas, un mejor y más poético retrato que el fallido de Tekashi y Salom. Cuán distintas pretensiones y resultados, un retrato y una caricatura grotesca
“Hay gente que no tiene un centavo que son más felices que los que tienen dinero”, reconoció Daniel Hernández en el programa televisivo El Gordo y la flaca, en una entrevista donde se habló más del dinero que de su propuesta musical. Eso, lo sabemos bien aquí y se evidencia en “Siembra”.
Cayaguaca
5/4/23 14:44
Me encantó
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