"Mi cara no se ve así", fue la expresión de descontento de la cantante colombiana Karol G ante una foto suya que la revista GQ México eligió para su portada de este mes de abril. Lejos de corregir errores de iluminación o desperfectos de la cámara, los editores de la publicación la adelgazaron de una manera agresiva y sin previo consentimiento de la nacida en Medellín.
“No sé ni por dónde empezar este mensaje… Hoy se hizo pública mi portada de la revista GQ, una portada con una imagen que NO me representa. Mi cara no se ve así, mi cuerpo no se ve así y yo me siento muy feliz y cómoda con cómo me veo natural”, comenzó su descargo en una publicación en Instagram que acompañó de un selfie sin maquillaje y una foto de la propia portada sin el excesivo “retoque” con Photoshop que corrompió su imagen.
La “Bichota”, bien consciente de “las repercusiones que puede tener esto”, es decir una crítica a una de las revistas del conglomerado mediático Condé Nast Publications, no dejó, en el mismo post, de agradecerles la "oportunidad" de poder protagonizar su portada, porque se sintió “muy feliz” cuando confirmaron que estaría ahí. Aunque, como también escribió, les manifestó no estar de acuerdo con cómo habían editado la fotografía y estos no hicieron nada al respecto.
Sabe que no es lo mismo “jugar con la cadena que con el mono”, señalar a un editor de imágenes excedido en artificios que señalar a una influyente revista donde solo hacen portadas los “famosos”.
En definitiva, para su selección pareció tener más peso, que su cara o su cuerpo “natural”, sus éxitos como sujetos de mercado.
“Está teniendo éxito en sus propios términos y de repente domina las listas de éxitos de todo el mundo. En 2022 se convirtió en la artista femenina latina con mayores ganancias en Norteamérica, eclipsando tanto a J.Lo como a Shakira”, refirió la revista en una descripción en el que no faltó el toque de femvertising, al destacarla como “parte de un puñado de mujeres que se popularizaron y florecieron en un género musical que ha sido durante mucho tiempo un ‘club de chicos’”.
El post de la estrella “latina”, marca de Universal Music, tuvo también de estos “resguardos” feministas. Mas implícito en ese “como si para verme bien necesitara de todos esos cambios” y más evidente en el “más allá de sentir que es una falta de respeto a mí, es a las mujeres que todos los días nos despertamos buscando sentirnos cómodas con nosotras mismas a pesar de los estereotipos de la sociedad”.
Lo que generó reacciones como estas: “Creen que todas nos sentimos a gusto editadas hasta el hígado. ¡Al natural estás espectacular!”, “Esto si es poderoso. Decirles qué hay que aceptarse como son, sin cirugías, sin filtros, sin retoques creados para satisfacer una sociedad rota por completo de amor propio. Lo lindo de ser REAL es atreverse a serlo y no todos tienen esa valentía, por eso hoy, aplaudo”, “Qué chimbo que la revista no valorara tu belleza natural”, “Gracias por alzar la voz”.
Como era de suponer, diversas celebridades se montaron en la ola y además de criticar lo hecho por la revista, resaltaron que su pose y su denuncia en Instagram es un “mensaje de empoderamiento” y realza “la voz de las mujeres en la sociedad”.
También de la actriz estadounidense Jamie Lee Curtis, que compartió la publicación de Karol G en sus redes sociales y agregó: “Somos seres humanos. No somos IA y este genocidio contra lo naturalmente bello es alarmante y hay que hablarlo”. Curtis terminó su declaración denunciando al “complejo industrial cosmecéutico (cosmética y farmaceútica) que “quiere que te mires en el espejo y te odies y luego creas su mie****”.
Aunque, al final, la ofendida intérprete de trap latino se centró en el programa de edición de Adobe y no en una publicación de moda que reproduce esos estereotipos, el discurso de que mantenerse joven y en perfecto estado de belleza es el objetivo esencial para cualquier mujer. Para dejarlo más claro, en el popular programa de comedia Saturday Night Live, se vio a Karol G con una camiseta negra con la palabra Photoshop tachada.
Evidencia de los límites y la superficialidad de este “feminismo”, instrumentalizado para el mercadeo de las marcas, como denunciaron en el caso de “Yo perreo sola” de Bad Bunny, o como apuntamos al comentar el hit de Shakira y Bizarrap.
- Consulte además: “Yo perreo sola”: ¿feminismo o más de lo mismo?
Una operatoria para surfear sobre una “marea de falsa justicia” que se vende y fideliza seguidoras, que no ataca “las causas últimas de los desequilibrios”, cual ha apuntado el filósofo Slavoj Zizek, y que saca del foco al capitalismo como reproductor del régimen de poder patriarcal y de esos (des)ordenes de violencia simbólica contra las mujeres que precisamente denuncia Jamie Lee Curtis.
- Consulte además: Shakira vs Piqué: ¿para empoderar a quiénes? (II)
Por demás, la defensa de lo “natural” por parte de Karol G se tambalea cuando se le ve todo el tiempo teñida con esos colores nada naturales o con largas uñas postizas. Cuando lo habitual es escuchar su voz, sin necesidad porque sabe cantar, retocada con el autotune.
O cuando explota su busto “retocado” con una cirugía estética desde los 18 años; como confesó en entrevista en un programa de radio de la emisora LA FM en Colombia: “Desde pequeñitas todas las querían tener, yo durante mucho tiempo no lo quise, pero llegó un punto en el que dije: ‘las debo tener, soy la única que no las tiene’, y me puse, yo tengo aumento desde los 18 años. Lo hice porque todo el mundo lo hacía, el entorno alcanza a cambiar su pensamiento”.
Sin embargo, aunque se dice liberada de esa presión social y “feliz con su cuerpo”, se sabe de la “presión” que hace sobre su figura, con mucho gimnasio y una alimentación cuidada y supervisada por un profesional.
Karol G ha logrado internacionalizar su imagen y su marca de “bichota” y eso le ha permitido crecer exponencialmente en el mercado musical. Su malestar mayor, contra Photoshop, radica en que con este desfiguraron los signos de sensualidad y ese toque de glamour con la que identifican su marca, su más cotizado recurso para facturar, como “arrendataria del cuerpo” que es. Su gesto no es contra lo artificioso, sino contra lo que perjudicó su comercialización. Reacciona a la presión neoliberal de competir y ser cada vez más cotizables en el mercado, según la lógica de la eficiencia empresarial.
Tampoco parece estar dispuesta a “quemar las naves” a favor de las mujeres, esa mitad el mundo sojuzgada por el (des)orden patriarcal que reproduce en su videos.
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