martes, 24 de septiembre de 2024

Ranking universitario: una mirada crítica

Lejos de concebirlos como dictámenes incuestionables, los rankings universitarios merecen un examen crítico, para entender qué es lo que están diciendo…

Daniel de la Osa Camacho en Exclusivo 25/06/2022
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Rankings universitarios
Los rankings universitarios son considerados una medida de reputación y prestigio. (Tomada de edukonexion.com)

El pasado 8 de junio fue publicado el QS World University Rankings 2023 que incluye alrededor de 1 500 instituciones de enseñanza superior en todo el mundo. Lo significativo de esto para Cuba fue que la Universidad de La Habana (UH) apareció ocupando el lugar 467 debido a los excelentes resultados alcanzados en estos últimos tiempos. Según el sitio web de la casa de altos estudios, esta había avanzado 35 puestos con respecto al año anteior lo que la ubicaba entre las 500 mejores universidades del mundo.

Hoy en día aparecer en un ranking y escalarar posiciones en él constituye una de las principales metas de toda institución académica por lo que estos otorgan: prestigio y visibilidad en el ámbito académico y profesional. Pero el kit de la cuestión está en cómo llegar a ellos.

Si bien la nueva posición de la UH en dicho ranking representa un resultado satisfactorio para la misma, sus trabajadores y estudiantes, así como el país en general, nos hace preguntarnos ¿qué significado tiene estar y poder escalar posiciones? ¿qué miden? ¿qué conotación tienen estos en el contexto latinoamericano en el que se enmarca nuestra institución?

UN INSTRUMENTO COMPETITIVO

Si buscamos en la historia encontramos que el ranking universitario fue creado con el objetivo de suplir la necesidad del estudiante y sus familiares de tener una herramienta para facilitar la toma de decisiones en la selección de la universidad o college más adecuado a las probabilidades y aspiraciones del mismo. Esto le concedió una amplia aceptación social en la población estadounidense donde tuvo su origen.

Para que el estudiante escoja su mejor opción se definen un sistema de categorías a las que se les asigna un nivel de relevancia dentro del ranking. Las mismas se cuantifican a partir de la definición de conjuntos de indicadores a los que se les atribuye un significado.

Existen varias maneras de organizar un ranking. Según el estudio Rankings de universidades: calidad global y contextos locales, estos se pueden clasificar a partir del propósito que persigan. Entre sus tipologías está: por la cantidad de categorías que investiga, por países, regiones, globales y espcializados en algún área del conocimiento. Evidentemente, a cada tipo de ranking se le determina su metodología específica.

Ciertamente, la idea misma del ranking está asociada a la competencia, la cual se desarrolla con reglas y normas específicas que pueden establecerse de forma arbitraria, y que pueden ser conocidas o no. Sucede que la priorización de una categoría sobre otra se determina por un sistema de valores numéricos que alguien determina, sin que esto indique necesariamente que los valores están contrapesados con otros que no se han tomado en cuenta.

LIMITACIONES, SESGO Y CONTEXTO

Aunque en un principio el ranking se enfocaba en un público local, el proceso de globalización permitió que dichos rankings se difundieran rápidamente hacia las regiones de Asia y Europa fundamentalmente.

América Latina no fue una excepción al fenómeno expansivo. Su impacto en las instituciones y las comunidades académicas locales fue también muy rápido, aunque suscitó reacciones encontradas en parte por el sesgo de sus categorías a la hora de evaluar el desempeño de las instituciones de educación superior.

Si bien la prensa generalmente se ha hecho eco de los rankings, en los medios académicos se critica la metodología con la que son elaborados, su implícita normatividad y las consecuencias de su aplicación a los procesos evaluativos. Analicemos algunos ejemplos.

La medición de la productividad científica es uno de los indicadores más comunes en los rankings. Estos se evalúan a partes de fuentes de bases de datos internacionales, como pueden ser WebOfScience o Scopus a donde no pueden llegar ciertas disciplinas vinculadas con objetos de estudio de mayor interés local que internacional. Con un dato así es evidente el punto de controversia que lleva consigo como abanderado de modelo de calidad a las instituciones europeas.

Cabe resaltar aquí que, según la investigación Calidad y rankings universitarios globales: una mirada desde América Latina, el surgimiento de las universidades latinoamericanas estuvo marcado por la colonización y la importación de modelos europeos que no se ajustaban a las características, necesidades y contextos de la región.

El estudio también señala algunos de los obstáculos que conforman el panorama al que se enfrentan dichas universidades. Actualmente, pese a la evolución en materia de políticas educacionales y calidad de la educación, investigación, fomento de proyectos inclusivos y de impacto social que han tenido las instituciones latinoamericanas, están expuestas a amenazas (presupuestos insuficientes, bajo reconocimiento social de las universidades como instituciones científicas, inversión en I + D insuficiente) y problemas (niveles de calidad heterogéneos, insuficiente preparación de los estudiantes de nuevo ingreso, bajas inversiones en investigación científico-técnica, entre otros)

En los últimos años, la baja ubicación que en general asignan los principales rankings a las universidades latinoamericanas ha encendido el debate sobre este tema en el medio universitario, en el que se cuestiona el sistema de valores que conlleva el ordenamiento. No obstante, algunas universidades eventualmente mejor posicionadas en algún ranking han aprendido a valerse de ellos a la hora de publicitar sus cursos, negociar presupuestos o fortalecer su imagen ante la opinión pública.


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Daniel de la Osa Camacho

Licenciado en Ciencias de la Información y Periodista de Datos


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