martes, 24 de septiembre de 2024

La musicalidad humanista de la palabra cubano

Ha sucedido una tragedia inesperada. Los escombros del hotel Saratoga de La Habana sepultaron la vida de varios cubanos y sacaron a relucir el amor, el desinterés y la solidaridad de otros tantos...

Mauricio Escuela Orozco en Exclusivo 08/05/2022
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Hotel Saratoga-Explosión-Habana
Los escombros del hotel Saratoga de La Habana sepultaron la vida de varios cubanos y sacaron a relucir el amor. (Haroldo Miguel Luis Castro / Cubahora)

Ha sucedido una tragedia inesperada. Los escombros del hotel Saratoga de La Habana sepultaron la vida de varios cubanos y sacaron a relucir el amor, el desinterés y la solidaridad de otros tantos. En menos de dos horas, los bancos de sangre recibieron numerosas donaciones y las redes se llenaron de mensajes de preocupación y de tristeza. El accidente aún se investiga, pero lo que ya es evidente es que este pueblo no se queda de brazos cruzados, sino que posee la cualidad perenne de la lucha y del amor incondicional.

Martí dijo una vez que la palabra cubano posee una musicalidad y un sentido muy singulares. Se refería a aquello que nos coloca más allá y que nos distingue para bien. Las redes y los medios nos permiten, a quienes estamos lejos de la capital, enterarnos de todo. Un anciano periodista, ya en la jubilación, fue de los primeros en llegar al sitio y hacer reportes de alto riesgo. Según declaró él mismo, le temblaban las manos, pero se mantuvo firme con la cámara mientras alzaban el camión cisterna de gas combustible que había quedado debajo de los escombros. Otro hombre, un héroe anónimo, aparecía en las redes mil veces mencionado porque en medio de todo el desastre y con peligro para su vida avanzó sobre los escombros y llegó hasta el último piso del Saratoga, para traer a varios sobrevivientes. Ninguno de los muchos que ayudaron junto a la policía o los rescatistas pidió salir en cámara, ni nada que se le parezca. Eso se llama altruismo.

Desde nuestra provincia, enseguida muchas personas por su cuenta se brindaron a enviar ayuda o donaciones de sangre. Las plazas de Remedios, por ejemplo, estaban paralizadas. El locutor de la radio base de la casa de la cultura dio condolencias y pidió disculpas antes de apagar el sonido en señal de luto por los fallecidos. A esa hora, solo se habían reportado 9, luego la cifra fue creciendo. Todos estaban silenciosos, e imagino que así debió ser en muchos sitios a lo largo de la geografía nacional.

Junto al color negro, en las redes sociales se hizo viral la rosa blanca de Martí, esa que se le regala al amigo sincero. Esta solidaridad, a pocas horas del día de las madres, reconocía el dolor de varias familias tocadas por la desgracia. Más allá de cualquier diferencia, muchos, yo diría que la mayoría, llamaron a respetar a las víctimas, porque duele y es lo más humano. No en balde Martí hablaba sobre la musicalidad, la belleza y el bien que implica la palabra cubano.

Estas tragedias hieren el alma, taladran el sentir, son como los heraldos negros de los cuales hablaba el poeta César Vallejo, pero también cincelan, modelan y develan en los hombres y las mujeres un nuevo ser. A las madres que perdieron un hijo en el Saratoga, el pésame y el cariño de todos los hijos de este país que hoy somos un solo gesto solidario. Las piedras se levantan, la fachada del edificio se reconstruye, el dinero se invierte otra vez. Pero las vidas que partieron ya no vuelven.

El nuevo ser modelado por la tragedia es más humano, más cercano. La heroicidad y los valores de un pueblo van de la mano de su alma bondadosa. En días negros cuando todo nos duele demasiado, pero a la vez sentimos que nace en nuestro pecho ese algo que nos mueve, que nos lleva a crecernos para ayudar al prójimo. Martí lo presintió hace mucho tiempo y ahora esa realidad del cubano humanista se ha hecho palpable.


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Mauricio Escuela Orozco

Periodista de profesión, escritor por instinto, defensor de la cultura por vocación


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