Los cubanos alcanzaron seis medallas de oro en la penúltima fecha competitiva de los Panamericanos de Guadalajara y aseguraron firmemente su segunda posición en la clasificación general. Con 58 preseas doradas, 35 de plata y 43 de bronce, para un total de 136 medallas, arrasaron con los primeros lugares sobre todo en el boxeo, la lucha y el atletismo.
Los últimos alegrones corrieron a cargo del mosca Robeysi Ramírez que venció al dominicano Dagoberto Agüero (24-10). Luego, el ligero Yasniel Toledo le ganó brasileño Robson Conceicao (16-11). También el welter Carlos Banteur neutralizó con sus puños al local Oscar Molina (20-13) y el semipesado Julio César la Cruz se llevó el oro por delante del brasileño Yamaguchi Florentino (22-12).
Desde el judo también llegaron premios como fue el caso de la cienfueguera Yanet Bermoy en los 52 kilogramos quién, solo a base de ippones, se adueñó del primer puesto. En la misma disciplina Dayaris Mestre (48 kg) cedió en las finales frente a la argentina Paola Pareto y trae a casa una plateada.
Así trascurrió la penúltima jornada panamericana, un bonito colofón a dos semanas de verdaderas emociones que alocaron todos los corazones en el archipiélago. Si bien los deportes por equipos no mostraron su mejor cara para los cubanos y de nuevo la pelota nos hizo tragar en seco, todos los deportistas nacionales estuvieron de lujo.
La historia de los cubanos en el atletismo se presta perfectamente para escribir una novela, lágrimas, gritos… records rotos, hubo de todo. Yipsi soberbia en el martillo, Dayron inalcanzable en los 110 metros con vallas, Lázaro Borges por las nubes junto a su pértiga, las chicas del relevo cuatro por cuatrocientos con sus respectivas medallas… todos estuvieron mágnificos.
Del ciclismo, ¿qué decir? Lisandra Guerra increíble y las tres chicas que se coronaron con oro, plata y bronce en una misma competición aún nos tienen sin habla, como también los hizo Hanser García en las aguas panamericanas aportando una plata en una disciplina que durante años nos había abandonado. Las pesas también nos emocionaron con su cosecha.
Dentro de los deportes colectivos, las mejores fueron las morenas del Caribe que si bien no alcanzaron el oro, obtuvieron una de las platas más luchadas de la historia.
En Cuba, todos nos convertimos en entrenadores, padres y hasta en atletas al ver a nuestros deportistas luchar hasta lo imposible porque nuestro himno se escuchara en cada plaza deportiva tapatía. Gritos y aplausos en los barrios y alguna que otra lagrimilla impertinente que se nos escapaba cada vez que ganaban los nuestros fueron los sellos de esta Fiesta de América.
La segunda posición nos volvió a demostrar quienes somos y hacia donde vamos, sirvió de reafirmación y también de escarmiento para deportes como el béisbol. Desde ya ponemos la mira en Londres 2012.
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