lunes, 30 de septiembre de 2024

Rusia confirma

El electorado del gigante euroasiático decide a favor de las autoridades en ejercicio...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 21/09/2021
0 comentarios
Elecciones en Rusia
Rusia dio ese septiembre la mayoría legislativa a la agrupación de gobierno Rusia Unida. (Tomada de Actualidad.RT)

Para incomodidad de aquellos que demonizan a diario a Rusia y sus dirigentes, los comicios parlamentarios de este septiembre en aquella nación deben haber dejado un fuerte amargor en sus respectivas y ríspidas gargantas.

Así, en el instante en se  escriben estas líneas, medios de prensa locales e internacionales daban por hecha la victoria en la conformación de la Duma, por significativa mayoría,  de los candidatos del partido de gobierno Rusia Unida, con casi la mitad de los sufragios emitidos, seguidos por el Partido Comunista, con alrededor de 20 por ciento.

Además integrarán el legislativo ruso, por pasar de cinco por ciento de los votos, el Partido Liberal-Democrático, con 7,5 por ciento; los socialdemócratas de Rusia Justa, con poco más de 7 por ciento; y la debutante formación Gente Nueva, con 5,3 por ciento.

En pocas y claras palabras, que la agrupación del presidente Vladímir Putin debe sumar en lo adelante más de 300  escaños de los 450 de la Duma, a partir del número de boletas a su favor y de haber sido su organización política triunfadora además en casi doscientas circunscripciones mayoritarias.

De manera  que Rusia ha dado una clara respuesta de sus aspiraciones y opciones a unos oponentes que no perdonan el urgente giro en reverso que desde su llegada al escenario político local imprimió Putin  a una potencia desvencijada por la división, el latrocinio, el entreguismo y la indecencia política de quienes tajaron  a la Unión Soviética y pretendieron reducir sus despojos a satélite de tercera categoría de sus eternos detractores occidentales.

Lo expresaba recientemente el cineasta norteamericano Oliver Stone al juzgar el trabajo de Putin al frente de Rusia, con quien grabó tiempo atrás una prolongada serie de trascendentes intercambios bilaterales que no pocos “analistas internacionales” de pacotilla debieran revisar.

El presidente ruso, precisó Stone, evitó que “Rusia se convirtiera en un vasallo de los Estados Unidos”, una potencia que “pudo ser amiga” del gigante euroasiático luego de la desaparición de la URSS, pero que prefirió conquistarla y humillarla, y Putin –enfatizó el cineasta- “decidió oponerse y defender al país.”

Así, anotamos nosotros, hoy el Kremlin ha retornado, de manos del permanente ataque mediático gringo, al papel de “enemigo jurado de los norteamericanos”, y su líder, lejos de ser un estadista sagaz y firme, no pasa de oscuro y narcisista “agente de la KGB” llegado a su cargo mediante desmedidas ansias de poder.

Como si en los Estados Unidos no hubiesen habido al frente de la Casa Blanca viejos militares de carrera como Ulysses Grant y Dwight Eisenhower o  ex directores de la CIA como George Bush, con “funcionarios” tan impúdicos en sus equipos como Edgar Hoover, patriarca del no menos torvo e intrusivo FBI por largos decenios, y especialista en un temible control policial sobre presidentes, secretarios y congresistas para poder ejercer sin tropiezos, mediante chantaje, sus muy personales ambiciones y devaneos.

De manera que a la hora  de ciertas evaluaciones sobre el poder en Rusia, bien vale tomar muy en cuenta fuentes e intenciones, porque lo cierto es que de no haber adoptado esa potencia un giro oficial como el actual, la existencia en el planeta seguramente resultaría muchísimo más frustrante que la que ahora mismo está siendo obligada a vivir nuestra especie.

El Kremlin no es hoy la “cuna del comunismo”, la “cortina de hierro”, ni la “bestia totalitaria” de la repetida propaganda  hegemonista de antaño. En todo caso es un reverdecido poder, formidable y en pleno desarrollo, que desde una nueva perspectiva política sigue defendiendo, eso sí, los valores nacionales, la rica y larga historia de su pueblo, el ejemplo universal de los días de la Gran Guerra Patria contra el fascismo germano, la innegables conquistas culturales, científicas y sociales de decenios atrás, y un ejercicio global apegado al respeto a la auto determinación, el multilateralismo, la cooperación y el entendimiento mutuamente ventajosos, la solidaridad y el derecho  a una defensa sólida e inexpugnable de la integridad y la independencia de cada país.

Y basta con eso, ya sin doctrinas ideológicas contrapuestas de por medio, para que un vetusto Tío Sam de suelas gastadas no duerma en paz ni abandone su endémica costumbre de querer modelar a otros a su derruida hechura y semejanza a toda costa y a todo costo…algo que en el caso de Rusia por ahora no fue, no va, y deseamos que nunca vaya.


Compartir

Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


Deja tu comentario

Condición de protección de datos