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miércoles, 9 de octubre de 2024

La noria equivocada

Retar, insultar, amenazar y manipular ni ayuda ni amedrenta, y mucho menos en estos tiempos...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 13/05/2018
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El vicepresidente Mike Pence en el “selecto” auditorio de la Organización de Estados Americanos, OEA, volvió a la carga retórica para martillar el sacrosanto criterio de que “Cuba, Nicaragua y Venezuela, deben ser objeto de la presión regional”

Vale recordar que  las grandes desgracias y trastornos en la historia de las relaciones internacionales, siempre han tenido en su origen las políticas que pretenden imponerse, destruir, menospreciar y golpear a ajenos.

En consecuencia, aquellos estados e imperios que pretendieron establecer un mundo a su imagen y semejanza como presunta fórmula únicamente válida en la palestra global, generaron no pocos terribles conflictos, entre ellos desastres de la magnitud de las dos conflagraciones mundiales y hasta el uso del arma atómica bajo el pretexto de rendir a un enemigo ya en netos harapos.

Pero tan amargas lecciones no parecen tener validez para los actuales herederos de tales concepciones y formas de actuar, aun cuando en nuestros tiempos (y sería muy positivo que alguna vez lo comprendieran), aquello de “llevar la voz cantante” en el globo terráqueo es solo un burdo ensueño, y la unipolaridad una categoría en pleno repliegue.

De ahí que de forma sistemática, por no decir endémica,  todavía tengamos todos que chocar en foros, actos públicos, declaraciones o espacios mediáticos, con la repetitiva cantinela que pretende imponer a los demás como ser, que hacer, que creer, que pensar y como vivir y actuar, como si se tratase de manejar un retablo de enclenques marionetas asidas a los “eficaces hilos” que penden de las manos de un inteligente, ducho, potente e inmaculado titiritero.

Niki Halley,  la actual representante norteamericana en la ONU, por ejemplo, decía en abril último ante una titulada Conferencia de las Américas convocada por el Departamento de Estado, que América Latina “no puede permitirse que las últimos gobiernos autoritarios que quedan en el hemisferio arrastren al resto de la región”, en alusión a los Gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Y persistía además en la idea de “sacar” de Caracas al presidente Nicolás Maduro, desbancar “la mala influencia regional de Cuba”, y  poner en crisis al gobierno de Nicaragua.

Sin dudas, precisaron entonces analistas, una clara continuidad de la línea de pensamiento expresada a nombre de la Casa Blanca por el recién despedido jefe de la diplomacia  estadounidense Rex Tíllerson, cuando defendió ante las cámaras televisivas la vigencia de la añeja Doctrina Monroe que reserva a Washington el exclusivo control sobre sus vecinos del Sur.

Ahora, hace apenas unos días, el turno ha correspondido al vicepresidente Mike Pence, quien en el “selecto” auditorio de la Organización de Estados Americanos, OEA, volvió a la carga retórica para martillar el sacrosanto criterio de que “Cuba, Nicaragua y Venezuela, deben ser objeto  de la presión regional”, por tratarse de “nubes oscuras de tiranía”.

Pence, dijo  en particular que los “Estados Unidos apoya al pueblo de Cuba”, seguramente asumiendo la presunción de que en la Isla se aplaude y saluda fervorosamente la prolongación del bloqueo económico y financiero Made in USA, y el significativo retroceso en las incipientes relaciones bilaterales ente Washington y La Habana con la decisión de Donald Trump de volver a las andadas agresivas que tanto alegran a los cada vez más reducidos sectores ultra conservadores de origen cubano con los que ha establecido pacto de sangre.

Baste solo indicar, y como sucinta y necesaria conclusión,  que si vieja e inútil ha sido esa política que hoy se intenta resucitar por el vecino del Norte, prolongada y eficaz ha sido y es también la resistencia de Cuba y del resto de América Latina y el Caribe, pero en fin…allá ellos

 


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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