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martes, 8 de octubre de 2024

¿La guerra semiolvidada”

En Siria las fuerzas antiterroristas siguen anotándose victorias, mientras el perfil mediático imperial hace mutis...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 23/03/2018
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Damasco-armas químicas
Damasco utiliza armas químicas, que presuntamente ataca a civiles.

Si usted es de los que gusta seguir el despliegue noticioso internacional, percibirá sin mucho esfuerzo, la sensible disminución de la alharaca en torno a Siria que hizo zafra en el espacio mediático hegemonista tiempo atrás.

En pocas palabras, el asunto ya no da grano para seguir alborotando en torno a soluciones militares relámpagos favorables a las intenciones expansionistas de Washington y sus aliados contra Damasco.

Y es que desde hace rato nadie puede relamerse citando ciudades cercadas u ocupadas por el terrorismo, huida masiva de civiles, retrocesos de tropas leales, preocupación del gobierno, saqueo petrolero y cultural, y otros muchos de los desmanes contra Siria.

Por tanto, los disparos propagandísticos, disminuidos en peso específico, se centran en seguir destilando las peregrinas ideas de que Damasco utiliza armas químicas, que presuntamente ataca a civiles con ayuda rusa, iraní y de la guerrilla libanesa, o que no distingue entre “terroristas y rebeldes”, a la vez que en proferir alguna que otra amenaza de represalia directa, como la anunciada por la embajadora USA ante la ONU, Nikki Haley, si las tropas sirias no detenían su avance en la región de Guta Oriental.

Y es que la realidad es una y contundente: los Estados Unidos, sus adláteres de la OTAN, el Israel sionista, la derecha árabe, y los extremistas islámicos, han sido derrotados en Siria, con el agravante (para los intereses  expansionistas) de que Moscú, Teherán y el Hizbolá libanés son ahora referentes internacionales en el combate antiterrorista global, y en concreto, por la seguridad e integridad de Siria y el resto de Oriente Medio.

Desde luego, no se trata de fatuos triunfalismos. El presidente sirio, Bashar el Assad, dijo recientemente que pese a la victoria contra los promotores del terror los sectores reaccionarios internacionales no cejan en su plan de fragmentar por la violencia esa zona de trascendente valor geoestratégico, en tanto el líder iraní, ayatolá Seyed Ali Jamenei, en  un discurso a la nación persa, destacó la debacle hegemonista en Siria, a la vez que denunció que Washington no por ello ha abandonado sus planes agresivos e interventores.

En el campo de batalla, mientras tanto, los terrorista de la zona de Guta Otiental, por lo cuales Nikki Haley clamaba airadamente en Nueva York, se han estado rindiendo en masa a las fuerzas sirias, mientras otros abandonan esa área para concentrarse en la ciudad de Idlib luego de un acuerdo de evacuación con Damasco.

Por demás, según agencias occidentales de prensa, el Ejército Nacional ha estipulado una oferta de perdón, basada en los términos de reconciliación del Gobierno sirio, para todos aquellos “rebeldes” que decidan quedarse en las zonas bajo control de Damasco.

De manera que, sin triunfalismo, pero  con total objetividad, parecería llegado el momento de afirmar con otros analistas, que la aventura por destruir a Siria, derrocar al gobierno local, fragmentar esa nación y sumar su territorio a las “nuevas posesiones externas” y al cerco contra Rusia y China, tiene toda la pinta de un rotundo fracaso, por tanto, sacar el píe al barraje sobre el caso y dejar que “el tiempo todo lo borre” es mil veces preferible que admitir públicamente tan colosal descalabro.

De todas formas, no pocas cosas se leen entre líneas, como las afirmaciones del Secretario norteamericano de Defensa, el “intolerante y agrio” James Mattis, quien acaba de declarar hace unas horas, en una evaluación sobre la panorámica global, que “Rusia ha escogido ser un adversario estratégico de los Estados Unidos”, y de seguro, al hacer esa afirmación, tuvo en mente, desde la recuperación de Crimea de manos de los neofascistas ucranianos, hasta el decisivo papel del poderío militar de Moscú en la derrota del Estado Islámico, Al Qaeda y otros grupos terroristas en suelo sirio, precisamente aupados por Washington y su larga lista de segundones.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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