“El gobierno que me gusta”

Pues sí, en reciente audiencia del Congreso, Mike Pompeo, hasta ahora director de la CIA, impulsor de cárceles secretas  para presuntos terroristas y coautor de la sátira de los diplomáticos víctimas de ataques sónicos en Cuba, resultó confirmado como Secretario de Estado.

No fue un  triunfo rotundo. Los medios de prensa indican que recibió 57 votos a favor y 42 en contra, y que algunos legisladores accedieron a su nombramiento a partir de la “urgencia de contar con nuevo un jefe de la diplomacia” luego de la vacante dejada por el despido de Rex Tillerson semanas atrás.

Pompeo no aportó nada nuevo en su alegato frente al legislativo. En línea con Trump, habló pestes del acuerdo nuclear internacional suscrito entre Irán y un grupo de influyentes naciones, incluido Washington; perfiló una política nada apacible con respecto a Rusia, e insistió en la línea estratégica vigente que se resume en el slogan “los Estados Unidos primero.”

Mientras, la designación de la nueva cabeza de la CIA, la experta torturadora Gina Haspel, sigue su agitado curso.

La señora en cuestión enfrenta ahora las revelaciones documentadas por la por la ONG estadounidense National Security Archive, con asiento en la Universidad George Washington, en las cuales se detalla que la Haspel participó directamente en sesiones de torturas a prisioneros en centros de detención clandestinos creados por Washington en el exterior como parte de su pretendida “cruzada global antiterrorista.

La ONG en cuestión precisó que esos tormentos fueron filmados y luego, por orden de la aspirante a directora de la CIA, los videos resultaron destruidos para no dejar rastros de su asistencia a tales menesteres.

Por lo demás, no parece que con tales personajes en el gabinete norteamericano pueda pensarse en grandes cambios en cuando a las relaciones globales de la primera potencia capitalista.

El estilo vigente es, y seguramente seguirá siendo, el privilegiar las presiones, el chantaje, las amenazas altisonantes y las sanciones y aventuras peligrosas, en el clarísimo intento de moldear el mundo a la imagen, semejanza y capricho hegemonista y absolutista de los círculos imperiales de poder…y no se trata de gastada retórica política.

Desde luego, hay que asumir también que del otro lado, el de las víctimas, las cosas si resultan diferentes en muchos sentidos.

Irán ha dicho que no va a asumir con los brazos cruzados el sabotaje de Donald Trump al ya citado acuerdo internacional que regula sus empeños para el uso pacífico de la energía atómica.

Corea del Norte es ya uno de los países poseedores de un espectro defensivo que incluye armas nucleares y portadores de medio y largo alcance, y su multiplicado potencial de disuasión ha sido clave en la concreción de prometedoras relaciones con su vecino del Sur.

Mientras, Moscú no desespera, y mientras extiende y consolida su eficaz apoyo a la lucha antiterrorista en Siria, ha declarado que frente a las sucesivas “sanciones” de los Estados Unidos y sus aliados occidentales, prepara concienzudamente un amplio programa de respuestas simétricas que, al decir la Duma Estatal rusa, resultarán sumamente “dolorosas” para  los provocadores, y que se extienden a las relaciones comerciales, financieras y de intercambio de tecnología, entre otras sensibles ramas.

Así las cosas…pues a esperar por lo que viene….