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miércoles, 9 de octubre de 2024

Roger Fariñas: Es posible un teatro neurálgico en Cuba

Un joven espirituano, actor y crítico de teatro que combina sus estudios en Teatrología en la Facultad de Arte Teatral de la Universidad de las Artes (ISA) con la impartición de docencia en la Escuela de Instructores de Arte de su provincia...

Bertha Caridad Mojena Milián en Exclusivo 16/12/2017
2 comentarios

Roger Fariñas Montano es un joven espirituano, actor y crítico de teatro, quien ha formado parte del grupo Pálpito y es asesor dramático de Cabotín y de Agon teatro. A pesar de su corta edad, combina sus estudios en Teatrología en la Facultad de Arte Teatral de la Universidad de las Artes (ISA) en La Habana con la impartición de docencia en la Escuela de Instructores de Arte de su provincia y en otras instituciones relacionadas.

Artículos suyos aparecen en diferentes publicaciones especializadas de nuestro país e internacionales como Tablas, El comején, La Jiribilla, Esquife 2.0, Mar desnudo, Artezblaiy el Sitio Oficial de la Assitej en Cuba, así como en la página cultural del periódico Escambray y el suplemento cultural Vitrales. Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz y del Consejo Nacional de las Artes Escénicas

Invitado a participar en el Festival Internacional de Teatro de Cádiz —recién finalizado—, visitó España junto a un equipo de talentosos actores y directores jóvenes de teatro cubano, donde tuvo a su cargo el reto de impartir la conferencia de cierre del encuentro teórico de este importante certamen teatral. Sobre su experiencia y los proyectos en que se enrola hoy dialogamos vía Internet.

—¿Cómo llegas al 32 Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT)?

—Gracias a la invitación del Dr. Eberto García Abreu, teatrólogo y coordinador general del evento teórico “Cruce de Criterios”, y además, de Pepe Bablé, director del FIT. Me invitan a que participe con una ponencia sobre el tema “Teatros e intervenciones sociales y políticas”.

—¿Quiénes integraron, además de ti, la representación cubana y qué papel tuvieron allí?

—Los críticos Vivian Martínez Tabares, Abel González Melo, Eberto García Abreu y quien te habla, y el director de teatro Pedro Franco. El centro de atención de estas ágoras teóricas de las que los cinco formamos parte, fueron los intercambios en torno a las nuevas dinámicas y modos de hacer que se van generando en los disímiles circuitos iberoamericanos en materia de teatro y cultura. Cada uno dialogó desde sus experiencias.

—Tu ponencia dentro del FIT se tituló “Un teatro neurálgico”, ¿porqué?

Cuando digo “Un teatro neurálgico” no me refiero a una corriente teatral que esté ocurriendo en Cuba. Tampoco pretendo descubrir ni revolucionar ningún concepto, más allá de dialogar sobre algunas problemáticas que son debate urgente en el paisaje teatral cubano. “Un teatro neurálgico” es una investigación en curso sobre la labor de determinados grupos de teatro radicados en provincias del interior y sus resultados recientes dentro de la escena nacional, que bien patentizan un momento de luz y un balance bastante equilibrado, principalmente al nivel de calidad de los espectáculos, con respecto al teatro que se hace en La Habana, fenómeno impensable hace unos años.

“La interrogante de si es posible que exista un buen teatro fuera de las urbes capitalinas, especialmente en Cuba, se hace neurálgica, e incluso para muchos hasta capciosa. Los diálogos que en torno a este entresijo se generan pueden conducirnos por caminos desérticos dentro de la investigación teatral, y sería posible transitar por esos espacios agotados entrando en contacto con experiencias diversas en el intento de romper las inercias provincianas que lo impiden.

”Puedo citar algunos grupos ejemplares radicados en el interior, como Teatro de Las Estaciones y Teatro El Portazo, ambos de Matanzas, Trébol Teatro de Holguín, Teatro Tuyo de Las Tunas, Cabotín Teatro de Sancti Spíritus, Teatro de la Fortaleza de Cienfuegos, Estudio Teatral Macubá de Santiago de Cuba, los cuales brindan al espíritu teatral de la Isla de estos tiempos un perfil más alentador”.

Tu intervención estuvo dedicada a Amado del Pino…

—Sí. Amado fue un amigo entrañable. Siguió muy de cerca el movimiento teatral que se gestaba en las provincias, especialmente en Sancti Spíritus; siempre disfrutó del teatro hecho en el interior del país, cuando la mayoría de la crítica cubana ni siquiera miraba hacia allí. “Sí es posible un teatro fuera de la urbe capitalina”, decía. Para él también era un teatro “neurálgico” hasta el momento de su muerte el pasado 22 de enero, paradójicamente el Día del Teatro Cubano.

—¿Qué otras actividades desarrollaste en Madrid durante este tiempo?

—Como crítico teatral, recientemente he intervenido en el Máster de Teatro de la Universidad Complutense de Madrid, gracias a la invitación del doctor José Luis García Barrientos a participar, dentro de su clase de Análisis de Textos Dramáticos, en un intercambio a propósito de la obra Chamaco de Abel González Melo. Además, participaré en las “Jornadas de la dramaturgia latinoamericana actual”, que organiza el propio García Barrientos desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

“Como dramaturgo, hemos preparado, junto a un grupo de actores cubanos residentes en Madrid, una sesión de lectura y análisis de mi obra Morbo. Ha sido una experiencia muy enriquecedora y les estoy muy agradecido a estos intérpretes: Laura Ramos, Mónica Alonso, Rey Montesinos, Fidel Betancourt y Gabriel Buenaventura, así como a Abel González Melo que lo ha coordinado. Un lujo para mi contar con este equipo”.

—¿Cuánto de Sancti Spíritus, de Cuba, llevas contigo en tus proyectos?

—En Sancti Spíritus me he formado en diversos campos: la actuación, la asesoría teatral, la gestión cultural, la docencia artística. Cabotín Teatro es un espacio de creación en libertad que siento mío, y a su líder Laudel de Jesús le debo mi pasión por el teatro: le tengo como padre y mentor. Es inevitable cargar con lo propio, reconocerse en los maestros, sentirse parte de una tradición.

—¿Por qué dedicarte a la crítica teatral?

—La crítica se erige sobre la base de un análisis, un examen y un juicio con intención de discernimiento acerca de un hecho en particular. Es un ejercicio de democracia, a pesar de que no siempre sea bien recibida. Considero que tiene que fundamentarse en una “verdad” que viene sustentada por un razonamiento verosímil y profundo sobre los temas que pongo a consideración. Sin banalización, arbitrariedad ni opiniones tendenciosas sobre la obra que ensayo. Y eso me seduce mucho. Pienso en las palabras de la Dra. Graziella Pogolotti, cuando afirma que la función y la utilidad de la crítica carecen lamentablemente de entendimiento.

—Proyectos futuros…

—En los años recientes he estado ejerciendo bastante el oficio de la crítica, y he tenido la suerte de que la mayoría de mis trabajos se publiquen en periódicos y revistas de Cuba y el extranjero; de modo que proyecto, en un futuro no muy lejano, reunir estos textos en un volumen.

“Gracias a mi obra Morbo, que igualmente espero que tenga su estreno pronto, me he entusiasmado con la escritura dramatúrgica, y en un taller que el autor español Juan Mayorga impartió en La Habana este verano, he comenzado a desarrollar un nuevo material para la escena”.

—¿Cómo debe ser, entonces, una buena obra para Roger?

—Debe permitirme, como espectador, ser parte vital de lo que me cuentan. Que el discurso dialogue conmigo desde lo intelectual hasta lo sensitivo. Eso es lo que espero, de hecho, de cualquier obra de arte: que me logre calar, implicarme genuinamente.


Roger Fariñas Montano actor y crítico de teatro, quien ha formado parte del grupo Pálpito y es asesor dramático de Cabotín y de Agon teatro. (Foto: Facebook de Roger Fariñas).


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Bertha Caridad Mojena Milián

Joven periodista. Pinareña hasta la médula. Amante de la paz y de la risa.

Se han publicado 2 comentarios


Ernesto
 27/4/19 15:34

Orgullo espirituano. Me alegra mucho q hayan jóvenes como Roger haciendo por el teatro cubano. Saludos 

Lucas
 20/4/19 0:23

Que privilegio tenemos los espirituanos de tener a un joven talentoso teatrista como Roger. Mucha suerte artista 

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