//

martes, 8 de octubre de 2024

¿Por qué esperar para vivir mejor?

El Oeste Solitario es la puesta en escena que, bajo la dirección de Jazz Martínez Gamboa y con un elenco de lujo, invita a repensar la manera en la que saldamos las deudas con nosotros mismos...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 17/10/2017
0 comentarios
Obra de teatro-El Oeste Solitario
Valeria y Cristina seguirán siendo las mismas, y diferentes.

¿Por qué se espera la muerte para mejorar la vida? Sí… ¿por qué, a veces, cuando muere alguien es cuando repensamos nuestras actitudes y sentimientos, y tomamos decisiones que antes ni soñábamos? ¿Acaso no podemos darnos cuenta de lo que realmente tiene valor en la vida mientras la vivimos? ¿Realmente después podemos cambiar?

Valeria y Cristina no pueden responder. No sabrían. Allá en su pueblo natal de Gibara, Potrerillo, en el año 1957, discuten minuto a minuto por cualquier razón. No importa que su padre haya muerto (no por accidente), no importa que a otros se les culpara de actos cometidos por ellas…No importa, incluso, que el cura del pueblo, Gumersindo Fernández (¿o Hernández?) se suicidara, y en una carta les pidiera que se reconciliaran y se amaran pues él apostaba su alma en ello.

Valeria y Cristina seguirán siendo las mismas, y diferentes. Aunque la misma sangre circule por sus venas, cada una de ellas coexistirá con el rencor, la amargura, la ira, la tristeza…de maneras distintas. La convivencia les resultará insoportable pero a la vez imprescindible. Y nunca será suficiente para sentirse arrepentidas de verdad. Nunca bastará para que el cura del pueblo deje de castigarse y sentirse responsable por los errores de los demás.

Y el público que esté sentado en la sala de teatro Adolfo Llauradó reirá y llorará, sin saber qué hace primero y qué, después. Se encogerá de hombros, seguirá con la vista los rápidos pasos de una y otra, tapará sus oídos cuando los gritos sean ensordecedores, y sobre todo, aplaudirá intensamente luego de casi dos horas porque la puesta en escena así lo merece, no solo porque se habla de tolerancia, respeto, amor, ambiciones, complejos, egoísmo, deseos… sino porque las actuaciones del elenco son, sencillamente, increíbles.

Beatriz Viñas (Cristina), Maridelmis Marín (Valeria), Roque Moreno (el cura) y Daniel Romero (Chiquillo) vuelven al escenario con El Oeste Solitario, una versión de Jazz Martínez Gamboa de la obra original del dramaturgo anglo-irlandés Martin Mcdonagh, estrenada en 1997.

Desde marzo, cuando la presentaron por primera vez, quisieron repetir la experiencia; no con cambios en la puesta pero sí con más detenimiento en el manejo del proceso, tal y como lo permite distanciarse unos meses del guion y reanudar el montaje. Ahora retomaron la propuesta y durante el Festival de Teatro de La Habana ofrecerán otra oportunidad.

“Hemos tenido una buena acogida en las dos temporadas, y realmente me alegro, aunque sabía de antemano que podía ser así. Este dramaturgo es de los mejores, el texto está exquisitamente escrito y los actores con los que trabajé, también eran una carta de triunfo. Hay mucha fuerza en la escena, es por ellos, y se los agradezco”, comentó Jazz, actor y director, quien ha dedicado sus estudios en Londres a profundizar en la técnica Misner.

Maridelmis, a quien también el público disfrutó en el rol de la madre en la obra Diez Millones con Argos Teatro, fue un pilar esencial en este proyecto, reconoció Jazz, “pues ella sugirió trabajar con Beatriz y con los demás actores”.

“Yo quería ser asistente, escenógrafa, lo que fuera…pero quería estar en la obra porque desde el principio me sentí muy motivada. Siempre quise trabajar con Beatriz en el teatro y esta oportunidad fue grandiosa. Con Daniel ya he trabajado y también se establecen lazos especiales”, asegura Maridelmis.

Jazz elogió la traducción de Yaité Luque, “quien, además, puso mucho de sus recuerdos familiares y vivencias en el proceso”, y adelantó que pretende versionar la obra Panorama sobre el puente, de Arthur Miller, con el actor Héctor Noas.

Que fueran dos mujeres y no dos hombres, como lo escribiera Mcdonagh, también le otorga un valor indiscutible a la obra, pues la rivalidad adquiere otros matices, como si cohabitaran dos abejas reinas en el mismo panal.

La invitación es válida hasta el 15 de octubre y luego durante la programación del Festival de Teatro de La Habana. De no poder asistir usted que me lee, al menos piense: ¿por qué esperar la muerte para mejorar la vida?


Compartir

Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


Deja tu comentario

Condición de protección de datos