Miradas a una diosa nacida de la espuma del mar

Cuenta una antigua leyenda de la mitología griega que cerca de Pafos –al suroeste de la costa de Chipre–, Cronos, el dios del tiempo, le cortó los genitales a su padre Urano, con una hoz adamantina, y los arrojó al mar.

Alrededor del miembro reproductor masculino se formó una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella adulta. Así vio la luz Afrodita, conocida como la diosa de la belleza y el amor. Se decía que era tan hermosa que cualquier hombre se enamoraba de ella con mirarla.

En la actualidad se conoce que dos importantes centros donde se le rendía culto a la diosa surgida de la espuma del mar fueron las islas de Chipre y Citera.

Afrodita de Cnido. El desnudo femenino en la escultura griega de la antigüedad se titula la exposición, con curaduría de la licenciada Aymée Chicuri y la doctora María Castro, que se puede visitar en la sala temporal del cuarto nivel del edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) hasta el 22 de enero de 2018.

Según explicó la doctora Castro, la Afrodita de Cnido fue una de las deidades más admiradas durante el siglo IV a. C. Esa obra de Praxíteles fue esculpida en mármol de Paros, especialmente para el pueblo de Cnido. Se considera la estatua más famosa de la Antigüedad y la primera de tamaño natural donde se representa el desnudo femenino en la historia del arte griego.

Praxíteles usó como justificación el momento en que Afrodita tomaba un baño, para poder mostrar el cuerpo femenino desnudo, basado en una modelo real, cuando todavía no se veía bien este tipo de representación en el arte griego.

La efigie de la Afrodita de Cnido se conservó en monedas en la ciudad que le encargó la obra a Praxíteles. Está considerada como la más famosa pieza del escultor y ejerció gran influencia en los artistas de épocas posteriores. Llegó a convertirse en el ideal de belleza femenino que siguieron múltiples réplicas romanas como la que se encuentra en el Vaticano, donde la diosa se oculta el pubis, con la mano derecha, y con la izquierda, deja caer sus ropas sobre una urna.

Dentro de la colección Conde de Lagunilla del MNBA se atesora una importante gama de representaciones de Afrodita. Por primera vez se inaugura en Bellas Artes una exposición dedicada a la diosa. En un contexto artístico, mitológico e histórico se exhiben 26 piezas divididas en tres conjuntos: Nacimiento de Afrodita; Eros y Erostismo; y Afrodita y sus sucesoras.

Entre las piezas que reflejan el nacimiento de la deidad se pueden encontrar un pélice, una cabeza original de la Afrodita adorada por primera vez en Chipre, torsos sin cabezas y sin brazos así como estatuillas de bronce.

El segundo conjunto contiene también un pélice, una estatuilla de Afrodita con Eros, una epiquisis (vinagrera o aceitera), con Eros, y una crátera cáliz donde se pueden observar a Eros y Ariadna.

Otra de las representaciones icónicas se corresponde con la Afrodita del tipo anadyomena (divinidad que sale de la espuma del mar), una de las más famosas por la admirada pintura de Apeles, hoy perdida, pero descrita en la literatura por Plinio el Viejo. En ese conjunto se encuentran tres copias romanas de la diosa, una de ellas, con un manto sobre la cadera y otra, donde se ata las sandalias después de salir del mar.

En la muestra también están presentes gigantografías acerca de las variaciones o reinterpretaciones del mito de Afrodita. Entre ellas está presente una del cuadro El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli (1485) donde la diosa llega a la costa sobre una concha, y se cubre el pecho y el pubis.

Sin dudas, esta es una gran oportunidad para acercarse a la figura de Afrodita y sus diversas representaciones en mármol, cerámica, terracota y bronce, entre otros soportes.