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lunes, 7 de octubre de 2024

La vida es un conjunto de vidas

Complacido con su personaje en Últimos días en La Habana, ahora Patricio promociona su documental Una leyenda costeña...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 26/06/2017
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Patricio Wood, fotograma Ultimos días en La Habana
Patricio Wood: “Quedé complacido con este personaje". (Fotograma de la película)

El actor cubano Patricio Wood recuerda que lloró cuando vio la película Clandestinos en 1985. “Todavía deben quedar lágrimas mías ahí, en el cine Yara”. A muchos cubanos les sucedió lo mismo. “Quedé conmovido porque descubrí a un cineasta sincero, un hombre que entrega todo, que no se queda con nada. Fernando Pérez hace un cine transparente aun cuando sea sórdido, mordaz, duro, difícil…es un cine que se puede ver y que hace falta ver”.

Confiesa su asombro entonces al recibir la propuesta del mismo cineasta para interpretar a Miguel, coprotagónico del filme Últimos días en La Habana. “Pensé que iba a ser el padre de, el hermano de, el primo de…Miguel es el hombre que lleva la historia junto con Diego. Llevan la trama principal y casi se funden y confunden en una misma persona. Fue una propuesta grande para mí, muy compleja. Miguel habla muy poco, está acorralado en sí mismo, padece el exilio dentro de sí mismo. Se aísla de los demás  y así yo pasaba las páginas y no encontraba parlamentos, pensé que era un tipo subnormal o que al guion le faltaban páginas”.

Al final, aprendió mucho de Miguel y del proceso de apropiación de este personaje. “Cuando se tienen equipos heterogéneos de actores, cada uno con procedencias y métodos de trabajo tan diversos, le corresponde al director resolver muy bien las contradicciones que se pueden generar. Fernando sabe muy bien cómo hacerlo, tiene claro el punto de llegada y de destino.

“No te impone el personaje, él deja que uno mismo lo construya, lo acomode y luego le entra con cualquier detalle. El largo de la barba, la mirada, cómo caminar, cómo vestir, cómo hablar...

- Ese pulóver ancho de Miguel, esa mirada…

- Sorprendente propuesta de Fernando después de hacer la prueba de vestuario. La imagen de Miguel cambió después de que yo  la planeé, pero estuvo bien así, con esa despreocupación en la vestimenta, y luego descubrí que hay muchos como él en esta ciudad.

“ ¡Qué bueno hablar de la gente! Él hace cine en Centro Habana, en la Habana profunda, habla de la precariedad, de los sinsabores, de las aspiraciones frustradas, pero sobre todo habla de los seres humanos en medio de todo. El conflicto humano es la proa y la manera de lograr que la historia flote.

- La película nos habla de los motivos para vivir… se centra en el dilema de querer a alguien…

- Habla de cómo enfrentar las pérdidas…Alguien se puede ir del país, como Miguel o alguien se puede morir como Diego. Son dos pérdidas diferentes pero a la larga es lo mismo.

“Quedé complacido con este personaje. Descubrí una etapa en mi trabajo que me revela que otra vida es posible. Cuando los actores somos jóvenes acudimos al Sí mágico, a nuestras vivencias personales para lograr nuestro trabajo. Pensamos : Si yo fuera, si me pasara, cuál sería mi reacción… no hay otra forma de hacerlo porque no existe un instrumental que otorga la vida. Poco a poco uno descubre que la vida es un conjunto de vidas y que otra es posible.

“A esta altura, luego de 40 años de trabajo desde la película El brigadista, vivo esa etapa. Miguel me permitió descubrir que esta manera de ver las cosas es muy buena, y uno se convierte en el escenario de lo que ocurre pero preserva su integridad psicofísica, eso es muy importante para el actor. Eso se logra cuando profundizas en el trabajo, le creas una biografía al personaje. Miguel es hijo de un alzado del Escambray y eso le da una singularidad diferente.

“La película divierte en la medida en la que conmueve. Los dos personajes se funden, se complementan…y así se compensan. Esa es la verdadera intención del guion. Por eso me alegraron tanto los premios de actuación que nos dieron en Gibara, a Jorge Martínez y a mí, juntos. Eso demuestra que el jurado en Gibara entendió el mensaje, que somos dos pero somos uno. Cada uno tiene la mitad del otro personaje.

- Una leyenda costeña, documental que aborda la vida en común de Yolanda Pujols y Salvador Wood es un punto importante en tu carrera y en tu vida…

- Es una cortesía de la UNEAC. Los documentales generalmente se hacen sobre ideas concretas, pero hacerlo sobre el amor, tan intangible, fue un gran reto. Estaré agradecido eternamente de esta idea original de Esther García, productora de la Productora Octavio Cortázar y Miguel Barnet, ellos decidieron que lo dirigiera yo. Filmar y dirigir este documental fue una aventura preciosa.

“Hay dos cosas que pueden ser terribles. No tener mucha información o tener demasiada. Tuve que decantar para saber qué quitaba, me di cuenta de lo maravilloso y singular que hay en la relación de mis viejos. Se imbricó siempre el amor y la profesión desde que se conocieron en Santiago de Cuba con 12 años en la emisora CMKR. Se había lanzado un concurso para los jóvenes que quisieran cantar. Ambos se presentaron, se conocieron, y al final los unió la caja de galletas que era el premio. Siguieron relacionándose en la emisora, en la radio, para la radio, sobre la radio, con la radio…

“La radio es uno de sus grandes amores. Mi padre se fabricó una propia radioemisora con la potencia de dos casas nada más, el documental recrea todo eso. Le echa mano a esa ingenuidad convirtiéndola en un símbolo.

“Sabía que los dos tenían que estar en cámara siempre. Mi mamá siempre apoyaba a mi papá, le recordaba fechas, lo rectificaba, juntos…Los dos con micrófonos siempre. Funcionó bien. Se generó un espectáculo tierno, verdadero, un poco fuerte porque vivieron experiencias duras. Medio siglo juntos tiene eso, y como ella dice al final: Faltan muchas cosas por contar…

“Convocamos a Frank Fernández para explicarle la idea del documental porque queríamos que nos hiciera la música. Un día en su casa nos puso una grabación y nos dijo: Es esta, la compuse anoche. Te la regalo para el documental. Se llama La nobleza y me inspiré en la forma en la que tu madre mira siempre a tu padre, en esos ojos renovados de ella hacia él”.

Y los ojos de Patricio Wood también miran diferente. Da igual si sonríe, si está molesto, si muestra desconcierto, si pretende turbar o seducir con su cadencia vocal a quien le escucha, si es ese Miguel tan recurrente en nuestras calles…Patricio mira con esa mezcla infinita de la mirada de su madre hacia su padre y la sonrisa de aquel cuando recuerda algo gracioso. Patricio es el resultado de esa leyenda, y nos llegará como tal a la pantalla, grande o chica. Siempre será diferente, pero igual.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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