Existe una Feria del Libro un pelín diferente a la anunciada por los medios cubanos que se desarrolla a su vez en La Cabaña, y cuando digo diferente me refiero a la venta de libros en liquidación o a los revendedores de libros que también aprovechan esta fecha para montar su carpa en la antigua fortaleza militar y venden pequeñas joyitas.
Hablemos primero de los libros en liquidación, esos que llevan años en el stand y no ven la luz. Este fenómeno no está siempre relacionado con la calidad de los libros; por ejemplo, un amigo compró un ejemplar de Por el camino de Swann de Marcel Proust en cincuenta centavos, moneda nacional. Eso es algo increíble, no solo teniendo en cuenta quién es el autor, sino el precio que puede costar la edición e impresión de un libro como ese.
¿Nos da eso alguna pista de por dónde andan los derroteros de la lectura en el país? Es difícil saberlo, pero un libro de calidad en cincuenta centavos… deja lugar a dudas. Así, en esa misma carpa había obras de otros buenos autores a un precio ridículo, como si no fuese suficiente que la producción de libros en nuestro país es casi subvencionada.
Aun así, estos libros en liquidación siempre son una variante para quienes buscan buenos textos (o malos) a un precio bien barato. Lo cual no quiere decir que la venta de libros en Cuba sea muy cara.
La otra opción interesante es la de los revendedores de textos. Uno siempre encontrará algo de interés entre estos usureros literarios. Viejas ediciones, libros valiosos a precios inferiores, ediciones coleccionables, baratos, pero un poco más alto de lo habitual para el lector cubano, de a pie, que anda de librería en librería buscando, husmeando, como si fuese a encontrar un pergamino perdido, de tiempos inmemorables al módico precio de diez centavos.
Estos revendedores son la contraparte de los libros en liquidación; si estas personas se dedican a buscar libros, tocar puertas en busca de interesados en vender sus bibliotecas, los reparan y revenden, entonces el negocio algo de lucrativo debe tener. Interesados en leer siempre habrá, pero hasta qué punto podemos considerar que existe una masa de lectores en el país. Un ejemplo sencillo, la ciencia ficción soviética tenía cierta aceptación en Cuba, no digamos que eran bestsellers en nuestro país, pero al menos se vendían. Ahora, dos ediciones de cuatro mil ejemplares de Borrador y Copia en Limpio de Serguei Lukianenko, impresas para la edición pasada de la Feria, aún están a la venta, sin haberse agotado. Eso es llamativo. Lo mismo ocurre con la edición de Espejo Retrovisor, de Juan Villoro, una compilación de crónicas y ensayos del escritor mexicano. ¿Qué leen nuestros lectores? ¿Para quiénes se imprimen los más de dos millones de libros en nuestro país? ¿Cuál es el saldo de venta final? ¿Existe una manera de saber qué compran los lectores cubanos? ¿Qué se lee en Cuba?
carlosvaradero
18/2/15 9:01
Podrè encontrara lgùn libro de Padura en esta feria del libro???
Mat
17/2/15 14:33
De algo si puedes estar seguro, lo que yo leo no lo voy a encontrar en la feria, y si por alguna casualidad lo hago seria un milagro porque no creo que un libro de análisis matemático pueda estar en esta o algún otro de caracter científico.
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