Eros en la visualidad insular

En el arte visual el erotismo ha desempeñado un rol fundamental a la hora de expresar sentimientos, pasiones y comportamientos humanos. El eros ha estado presente en esa manifestación artística desde la Antigüedad.

En la mitología griega se asociaba a la diosa del amor Afrodita, con el ideal de belleza femenino. En su Afrodita de Cnido el escultor Praxíteles mostró por vez primera el cuerpo femenino desnudo, basado en una modelo real.

Los cubanos no han estado ajenos a esa temática de corte universal. A lo largo de la historia del arte, desde sus orígenes hasta la actualidad, se pueden encontrar disímiles ejemplo de erotismo.

Múltiples son las miradas. Está presente un eros violento en un clásico de la pintura nacional que destaca por el color y las transparencias. Se trata de El rapto de las mulatas, la obra más difundida de Carlos Enríquez, uno de los artistas más radicales de la vanguardia artística.

Muy sensuales son las esculturas de Rita Longa, donde predomina el desnudo femenino, que todavía hoy asombran por su gran plasticidad y poder de síntesis.  

En La jungla de Wifredo Lam se respira la sensualidad del trópico por doquier, con un mensaje de cubanía fruto de la fusión de varias culturas que integraron la identidad nacional.

Representante del expresionismo abstracto, dentro del llamado Grupo de los Once, fue el escultor Agustín Cárdenas con una construcción libre de las formas no exenta de cierta dosis de erotismo.

Con el Triunfo de la Revolución, en enero de 1959, la Mayor de las Antillas fue escenario de grandes cambios económicos, políticos y sociales. Esos nuevos hombres que cortaban caña y luchaban por defender sus ideales atraparon la mirada curiosa del pintor Servando Cabrera Moreno.

Servando legó para la posteridad uno de los testimonios plásticos más líricos de su pintura épica, que culmina con la serie de “Héroes, Jinetes y Parejas”. Era esta la génesis de su pintura erótica.  De las obras que realizó en 1981, último año de su vida, resulta muy interesante Los cercanos días del Amor que no pudo concluir debido a su fallecimiento.   

El trabajo directo sobre los cuerpos desnudos es una de las herramientas de que se ha valido Manuel Mendive para mostrar su discurso plástico, muy apegado a la llamada Regla de Osha. En las pinturas y grandes esculturas de Roberto Fabelo también se aprecian las grandes preocupaciones del artista sobre ese y otros temas.

A principios de la década de 1980 se produce en la Isla una importante renovación artística con nuevas poéticas que algunos especialistas han dado en llamar como segunda vanguardia plástica cubana. En esas piezas están presentes, de manera muy marcada, el performance, el arte objeto y la instalación.

No faltaron artistas que tomaron la forma de la isla para insertar en ella un retrato del cuerpo femenino desnudo y dialogar de esa forma con el concepto de insularidad y la “maldita circunstancia del agua por todas partes”, a que hizo alusión, desde la literatura, el poeta y dramaturgo Virgilio Piñera.

Hoy son otras las estrategias empleadas para repensar el amor erótico. Las formas de la arquitectura y el diseño, las cúpulas, las calles de La Habana Viejos y los personajes de Ileana Mulet.

Por su parte, los caracteres de Rocío García, son una muestra elocuente del diálogo entre género y homo erotismo presente en las miradas, las poses y el acercamiento seductor de los cuerpos.

La obra de Elio Rodríguez se vale del humor para hablar de la relación de pareja. ¿Y quién es esa mujer?, se pregunta Alex Stevenson Díaz. En las caricaturas de Roberto Morejón Guerra no falta la perspicacia criolla para reflexionar sobre la guerra de los sexos entre los seres humanos.

Esta selección de ejemplos pudiera ser mayor. Solo aspiramos a llevar su atención sobre un contenido tan viejo como la vida misma, pero que se recicla, en espiral eterna, como eterno es el amor.