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martes, 8 de octubre de 2024

Desde la radio se pueden crear mundos maravillosos

Cada día hombres y mujeres ponen su voz y su alma, con gran pasión, para que lleguen a los hogares cubanos los espacios dramatizados que hoy produce Radio Arte...

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 06/12/2017
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Cuba fue la pionera de las radionovelas en América Latina, con El derecho de nacer, de Félix B. Caignet. Cuando todavía no se había inventado la televisión, las mujeres, sobre todo las amas de casa y las campesinas, se aficionaron a ese género radial que las llevaba a identificarse con los actores y las actrices, al punto de que seguían cada capítulo sin perderse ni un solo momento de la trama que las hacía llorar con placer.      

Con el desarrollo de los medios audiovisuales, las radionovelas se producen poco a nivel mundial. Aunque el consumo por parte de la población nacional es menor que en épocas pasadas, aún este patrimonio sonoro cubano tiene un público fiel entre determinados sectores de la población, debido a las temáticas que en ellas se reflejan.

Aventuras, casos policíacos, amores y desamores, historias que se desarrollan en pequeños pueblos de campo, así como adaptaciones de obras universales, con sus respectivos héroes y villanos, son los principales ingredientes de una radionovela.

Desde hace muchos años, Radio Arte es la principal casa productora de radionovelas en la Mayor de las Antillas. Sus productos llegan a más de 60 emisoras del país, según reveló Juan Barrizonte, quien se inició como actor y hoy es uno de los directores de esos espacios dramatizados.

Un personaje imprescindible dentro de las radionovelas es el narrador, con su característica voz grave, bien timbrada, buena dicción y entonación. Sin embargo, muchos profesionales de la locución no incursionan en la narración de un espacio dramatizado porque es extremadamente difícil. Así lo reconoce el locutor y actor Héctor Manuel.

“Es un personaje con una importancia capital. Es el hilo conductor de toda la trama y quien guía al oyente a través de sus descripciones. Es el encargado de mostrar el espacio y el tiempo, el lugar donde se desarrollan los hechos. Todo lo transmite a través de las intenciones”.

Gran experiencia en la actuación para radionovelas tiene Maikel Chávez: “El actor de radio trabaja con su voz la caracterización de todo su personaje. En otros medios tiene la ayuda del cuerpo y todo el andamiaje físico. Aquí debe partir del “sí mágico” del que tanto habló Stanislavski en su poética. Todo se construye con gran imaginación y sobre la marcha. Por eso debemos dialogar con los directores para que nos den la seguridad y las herramientas para ir construyendo el personaje”.

En el evento teórico del concurso Caracol 2017 se reflexionó acerca de la formación de actores para la radio y sobre la pérdida de los cuadros dramáticos en este medio de comunicación. Chávez asegura que la génesis de esta problemática comienza desde la Universidad de las Artes (ISA).

“En el ISA, aunque ya hay un semestre dedicado a la radio, no es tiempo suficiente porque la actuación para este medio es muy compleja. Justamente por eso creo que existe ese déficit de actores interesados en hacer radio porque se le ha restado un poco de valor a esa profesión desde la institución”.

Maikel añade que se debe tratar de que los jóvenes egresados de las escuelas de arte se acerquen al medio radial. “Hay que crear espacios donde podamos confluir, confraternizar, escucharnos y crecer en el arte de la actuación radial. En Radio Arte contamos ahora mismo con un grupo de jóvenes actores de los que uno puede aprender. Así se crea un diálogo generacional muy bueno y se ve la retroalimentación entre juventud y experiencia”.   

El joven efectista Gilman Belot confiesa sentirse enamorado de su profesión. Aunque los efectistas se forman en un curso de nueves meses donde se les enseñan las principales técnicas del paso del caballo, cómo caminar, la verdadera escuela es la práctica diaria en un estudio de grabación: “Lo que más me gusta es que tenemos que reproducir los sonidos de la vida real y transmitírselos a los oyentes. Somos sus ojos”.

Con la creación de los bancos de efectos algunos pudieran pensar que ya no son necesarios los efectistas pero Gilman explica que él le pone sentimiento al sonido. “Esa es la parte mágica y humana de este trabajo. Aquí todo tiene que estar justificado para que el oyente no se pierda nada de la trama. Es la ventaja de introducir los efectos en vivo en la grabación”.

Una radionovela no sería posible sin el trabajo conjunto de varias especialidades, entre ellas: el director, el grabador, el musicalizador y también el efectista.

“Nosotros hablamos por códigos. En dependencia de la señal que le haga, el grabador sabe donde abrir o cerrar los atenuadores de sonido. Me sincronizo con los actores cuando hay una algarabía para que hagan el acting (un golpe, un puñetazo) al unísono conmigo. En el caso del musicalizador, hasta que yo no abra la puerta él no puede poner ese sonido ambiente. Ojalá hubiese más personas que se interesaran en nuestro trabajo. Es muy bonito, muy sacrificado y muy difícil”, concluye Gilman.

Para el musicalizador Yuri Betancourt su labor en los espacios dramatizados es muy significativa porque ellos son los encargados de realizar el diseño sonoro de una obra.

“Todos los elementos de la trama hay que conjugarlos bien para dar la época y el lugar mediante los ambientes sonoros, siempre con una función dramática. Tenemos que leer mucho para estar muy informados. Lo que más me gusta es que siempre estamos creando”.

Como asevera Maikel: “La radio es un medio extraordinario con el cual se pueden crear mundos maravillosos y grandes superproducciones” pero los realizadores de espacios dramatizados tienen el reto de acercarse a los jóvenes con un tratamiento más novedoso y el abordaje de temáticas más actuales para que este producto, auténticamente cubano, siga perdurando en el tiempo, con el mismo encanto de la primera vez.


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Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión


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