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martes, 5 de noviembre de 2024

¿Cómo lograr manipular el pensamiento a los otros?

Gone Girl, el filme de David Fincher, lanza dardos contra el carnaval mediático y el sensacionalismo televisivo...

Diany Castaños González en Exclusivo 17/02/2015
5 comentarios

El responsable del thriller Gone GirlPerdida, en su título en español— es nada más y nada menos que el grandísimo David Fincher, realizador que tiene un aval como pocos. Suyas son El Zodiaco, La red social, Millenium y El asombroso caso de Benjamin Button; y, sin embargo, no se cansa de coquetear con lo extraordinario.

Con Gone Girl tenemos entre manos otro Fincher memorable, con la demostración práctica de que en el mismo artefacto narrativo pueden convivir el drama sentimental, el suspense, la investigación criminal y el humor negro.

Porque es esta una cinta que, sin poner en peligro la solidez de los personajes, no tiene reparos en ir modulando el ritmo, cambiando el tono e, incluso, ir saltando de un género a otro, consciente de que genera tanta pasión entre sus espectadores que no se le podrá, de ninguna manera, recriminar la audacia.

El guión de esta película está basado en una novela que fue un éxito editorial en el año 2012. Precisamente la autora del libro, Gillian Flynn, fue la que hizo —con un dominio del lenguaje cinematográfico rayano en lo perfecto— la adaptación de la obra literaria para la pantalla grande.

El argumento de la historia: Amy Dunne (interpretada en el cine por Rosamund Pike) ha desaparecido el día de su quinto aniversario de boda con Nick (Ben Affleck). Este último, convertido por la policía en el sospechoso del suceso, decide investigar esa misteriosa ausencia…

No se puede contar mucho más. Esta es una película de giros, de víctimas convertidas en secuaces y victimarios que, a ratos, dan lástima. En la vida nada es lo que parece. ¿Cómo sabes que tu esposa te quiere? ¿Cómo sabes qué está haciendo ahora mismo? La historia que presenta Gone Girl abruma porque, en esencia, le puede suceder a cualquiera. Estamos a expensas de la maldad humana.

Ben Affleck no suele ser un actor que sorprende, razón de más para que cautive su interpretación en Gone Girl: sobrio cuando debe serlo, sutil hasta la médula, capaz de resumir en un gesto sus pensamientos más recónditos. Su contrapartida, Rosamund Pike, se muestra rotunda, con un manejo muy coherente de su cuerpo que le permite resolver escenas vertiginosas con soltura.

Gone Girlpone el dedo en la llaga en la manipulación que ejercen ciertas personas sobre otras, lanza sus dardos contra el carnaval mediático propio de nuestros días y el sensacionalismo televisivo, ese donde la verdad se tergiversa en aras de las ventas; y, además, cuestiona y expone esa manipulación casera (hasta qué punto cotidiana) que se puede ejercer hacia la pareja, los padres, las personas con las que convivimos en nuestro círculo más cercano.

Por tales razones, esta cinta es una obra tan audaz como fascinante. Impecablemente dirigida, alterna los momentos hitchcockianos —David Fincher hizo, hasta cierto punto, un estudio psicopático femenino, con influencias de Alfred Hitchcock y su modelo de rubia de la femme fatale— con la crítica social más punzante y feroz, y el retrato de un matrimonio zarandeado por la vida.

Ciento cincuenta minutos que se van tan rápidos como un pestañeo, construidos con la inteligencia y el oficio que se espera de un director consagrado, cuya sátira mediática resulta suficientemente incisiva, quizás a ratos algo caricaturesca en su expresión sensacionalista, pero que muestra con estilo cuán manipulable es la opinión de las personas, y lo hace desde una perspectiva taciturna y desde la apariencia de libertad.

Porque ¿vivimos realmente en libertad, estando eternamente sujetos a la opinión de los otros? Fincher pone al descubierto con esta película cómo los preceptos éticos de nuestra sociedad actual —¿civilizada?— tienen resquebrajos que son estirados y transmutados de manera ilógica, mas real. Solo es cuestión de saber halar los hilos perfectos, y tanto nuestras parejas como nuestros vecinos, como —medios de comunicación mediante— el país entero, tendrán la opinión que queramos tengan de nosotros. Escalofriante, poderoso… certero: Gone Girl.


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Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 5 comentarios


G
 20/2/15 0:05

bueno he de confesar querida periodista que cuando llegue a la parte en que preguantaba que estaria haciendo la esposa de uno en ese moemnto lo extrapole a mi vida personal y me vi esperando a mi marido en el balcon anoche, porque eran las diez y todavia no llegaba. no se si tengo ahora deseos de ver esa pelicula no vaya a ser que me de mas pistas para desconfiar mas de el. de todas maneras muy bin llevado

 

ber para ver
 19/2/15 23:55

entonces esta critica esta como la pelicula hecha con inteligencia y con oficio

Reynaldo
 19/2/15 23:46

sí, ahora todo el mundo ha vist esta elícula. lo que me llma la atencion es que la mitad de las personas me dicen que esta buena y la otra mitad qe no lo esta. no lo entiendo

 

LIMITLESS
 9/5/20 17:23

Solo te queda una opción amigo... Ver y opinar con tus propias palabras.

28
rolex
 19/2/15 23:44

muy certera esta crítica

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