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jueves, 10 de octubre de 2024

Camerata Romeu, la maravilla (+Video)

En una etapa en que escasearon hasta las voluntades, Zenaida Castro Romeu echó a andar con una agrupación femenina, orgullo musical de Cuba...

Francisnet Díaz Rondón en Exclusivo 12/04/2018
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Zenaida y la Camerata Romeu
Discos, premios, reconocimientos forman parte de la historia de este significativa orquesta de cámara. (Foto: Tomada de Cubasí).

Cuando Zenaida Castro Romeu decidió fundar una orquesta de cámara parecía que desde algún rincón místico los grandes músicos de antaño, incrédulos, se preguntaran. «¿Qué hará esta muchacha que nosotros no hayamos hecho ya?». Porque en una nación como Cuba llena de música no hay nada más difícil que establecer un sello único, ganarse la admiración del público y el respeto de los demás colegas.

Zenaida lo sabía Entonces, ante el empeño o empecinamiento —una fórmula que ayuda mucho al éxito—aquella joven creadora. Para ello concibió una agrupación plagada de talentos puros, sin hábitos ni vicios propios del oficio, que pudieran moldearse a su forma y semejanza; rompieran esquemas, rutinas, y no dejara dudas a nadie de que hacían música de la buena.

Aquel año de 1993, en una etapa en que escasearon hasta las voluntades, la inquieta directora echó a andar.  Optó porque su pequeña orquesta la formaran solo mujeres, esas que a través de la historia humana han debido enfrentar prejuicios y tabúes, luchar contra obstáculos sociales y muchas veces sobresalir redoblando sus propios esfuerzos.

La agrupación femenina fue y es una hermosa idea no exactamente por ser la primera en armar una agrupación de mujeres. Antecedentes ya existían como por ejemplo, la Charanga de Doña Irene, la Orquesta Ensueño de Guillermina Foyo; Anacaona, Nereida y su Ensueño Tropical, Las D’ Aida, las hermanas Álvarez, Martí o las «Lago»… aunque todas de música popular.

Pero,  por qué no una de camerata. Así, con un toque distintivo, apeló por llevar a las partituras a Ernesto Lecuona, Antonio María Romeu, Guido López-Gavilán, Carlos Fariñas, Roberto Varela, Leo Brouwer y José María Vitier, e incluso temas de Pablo Milanés… quienes con su arte han acercado la llamada música culta al gusto popular, al sabor cubanísimo.  Y fue indiscutible su acierto al enamorar a todos con violines, violas, chelos y contrabajo.

Y nació la Camerata, por demás Romeu, como digno homenaje a esa dinastía musical del archipiélago de Cuba y con el privilegio de ser la primera de su tipo en América Latina.

La prueba de fuego ocurrió un cinco de septiembre en el Teatro Nacional y desde entonces las ovaciones, tanto aquí como en escenarios foráneos, se desataron en cada encuentro con el público.

Las innovaciones de la Camerata Romeu no quedaron solo en su osadía musical, fruto por demás de la calidad de la enseñanza artística en Cuba. Zenaida abogó también por cambiar actitudes, rediseñar vestuarios, sembrar valores, establecer «algo nuevo», como expresara en una ocasión.  Sabía que la forma, la imagen, la visualidad eran tan importantes como la calidad interpretativa.

Resulta meritorio el quehacer musical de las muchachas de la agrupación y también su labor formadora de las nuevas generaciones. En sus giras nacionales llegan hasta las escuelas de arte para intercambiar con los estudiantes y los invitan a departir con ellas en los conciertos de cada provincia.

Discos, premios, reconocimientos y su presencia en grandes acontecimientos forman parte de la historia de este significativo grupo musical cubano, que ha calado bien hondo en el gusto popular y ha dejado una impronta en el inmenso ámbito de la cultura de la Isla.

Es este terruño llamado Cuba tan mágico y pródigo capaz de parir maravillas como la Camerata Romeu.


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Francisnet Díaz Rondón

Periodista


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