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martes, 1 de octubre de 2024

La Tierra: más desarrollo sostenible y menos inequidad

En Cuba entendemos que la pandemia de la COVID-19, lejos de marcar aún más las diferencias en el mundo, debe servir de enseñanza para proteger el planeta y llevarnos por el camino de la cooperación y de la solidaridad…

Laydis Soler Milanés en Exclusivo 22/04/2020
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Día de la Tierra 05
En este Día Internacional de la Madre Tierra, se hace necesario pensar en el futuro del planeta, cuando la cultura consumista ha agotado recursos naturales preciados y el calentamiento global amenaza la estabilidad de los ecosistemas. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Con la pandemia de la COVID-19, que ha causado una crisis mundial en múltiples esferas, se han visibilizado aún más las desigualdades en el planeta.

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) casi tres mil millones de personas en el mundo no tienen cómo lavarse las manos contra el nuevo coronavirus y más de 800 millones de personas sufren de hambre, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha declarado que hemos entrado en una recesión tan mala o peor que en 2009.

En medio de la crisis, son las personas con bajos ingresos, refugiados y los de países subdesarrollados con sistemas limitados de salud y mala alimentación, los que más sufren las consecuencias.

En este Día Internacional de la Madre Tierra, se hace necesario pensar en el futuro del planeta, cuando la cultura consumista ha agotado recursos naturales preciados y el calentamiento global amenaza la estabilidad de los ecosistemas.

¿Qué quedará entonces para cuando acabe la pandemia y el mundo reactive la economía? ¿Se reproducirán los mismos patrones de inequidad? 

“Ahora es el momento de redoblar nuestros esfuerzos para construir economías y sociedades más inclusivas y sostenibles, que sean más resistentes frente a las pandemias, el cambio climático y otros desafíos globales”, afirmaba el Secretario General de la ONU, António Guterres, al referirse a la recuperación pos-pandemia.

El máximo portavoz de la ONU hizo un llamado a la solidaridad y a un enfoque basado en los más desfavorecidos. “La recuperación debe conducir a una economía diferente”, expresaba.

CUBA POR UN DESARROLLO SOSTENIBLE

Nuestro país no escapa de los desafíos que impone la pandemia y ni lo hará tampoco a sus futuros efectos para el mundo globalizado.

Sin embargo, opta por el enfoque de desarrollo sostenible, el cual ha sido uno de los pilares de la economía en Cuba. Este permite el aprovechamiento de los recursos de la manera menos abusiva con el medio ambiente y su distribución equitativa.

Nuestro país es firmante del Tratado de París y a nivel nacional incluye la protección de los recursos naturales dentro de sus políticas nacionales y en la Constitución de la República.

En material ambiental, marca las pautas a seguir el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, Tarea Vida, que el próximo 25 de abril cumple tres años de aprobado por el entonces Consejo de Ministros.

Entre las iniciativas de la Tarea Vida destaca la protección de zonas costeras, manglares, la reubicación de personas que habitan en lugares proclives a las inundaciones, y la rehabilitación del malecón habanero para evitar la irrupción del mar.

Además, se fomenta, aunque todavía en pequeña escala, el empleo de sistemas fotovoltaicos y otras fuentes de energía renovable; y se buscan variedades agrícolas y especies marinas y dulce acuícolas, resistentes a las altas temperaturas, la sequía y las plagas.

También se desarrollan inversiones para enfrentar otras consecuencias del calentamiento climático, que son también afectaciones que inciden aún más durante la pandemia.

Tal es el caso de la sequía que vive el país. En este mes se reportan en estado normal 81 acuíferos, 12 en estado desfavorable y 8 en crítico. Entre los más graves se encuentran las cuencas de Ariguanabo y Vento en la provincia La Habana.

Desde el punto de vista social se protege a trabajadores y sectores vulnerables que se han visto afectados a consecuencia del nuevo coronavirus o que sus actividades económicas debieron parar por las medidas de distanciamiento social.

La pandemia de la COVID-19, lejos de marcar aún más las diferencias en el mundo, debe servir de enseñanza para proteger el planeta y llevarnos por el camino de la cooperación y de la solidaridad. Podemos empezar nosotros mismos desde nuestras localidades a contribuir con ello.


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Laydis Soler Milanés

Periodista, amante de la literatura y de la buena música.


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