Hay algo que atrae de La librería –o The bookshop, si se quiere su título en inglés- pero es algo abstracto. Intangible, oculto incluso.
Porque su escenario es más soso que el aburrimiento. Un pueblo alejado de todo, donde nada pasa y, como consecuencia, las personas viven del chisme más que de otra cosa. Una mujer que quiere tener una librería como negocio. Otra que se le opone. Mucho té, muchos libros. Y nada más.
Pero esta la protagonista. Ella tiene una verdad. Comparte apenas unos detalles: “nadie se siente sola acompañada de tantos libros”. Y algo de la soledad propia e intrínseca que todos tenemos se siente acompañada, se nos escapa con deleite, visionando este filme.
No me pregunten por qué, pero si lo hicieran, diría que porque nadie puede sentirse sola visionando una película de película cuya protagonista ama los libros. ¿O a lo mejor soy solo yo?
La librería (2017) habla de libros y de soledades. Y las palabras se cuelan dentro como las sensaciones, y se vuelven tono y sugerencia. Conmueven. La responsable de tanta pulcritud y meticulosidad es Isabel Coixet, que escoge a una muy natural, nada impostada Emily Mortimer como protagonista.
Son 115 minutos que representan, sobre todo, un precioso homenaje a los libros, a lo que ellos han hecho de nosotros. Una cinta cargada de ilusión, de esperanza y de amor, del que es verdadero y terso, sin ningún trasfondo subversivo.
Pero, debo señalar, no es una cinta para todos. Basada en una obra de Penelope Fitzgerald (con ese apellido tan imponente, habrá que buscar la novela para leerla), en la cinta ocurre -verdaderamente- muy poco. Hay que tener abiertas las fibras emocionales para dejar que la cinta recorra nuestras infinitudes de adentro.
Una película que recuerda un poema que leí hace poco. Es de un poeta español de los años cincuenta del siglo pasado, que se llamó Jaime Gil de Biedma y Alba y que, por cierto, intentó entrar al Partido Comunista de su país, en su época, pero le negaron la entrada por ser homosexual y se pasó el resto de su vida buscando en los libros el apoyo incondicional que no encontró en sus semejantes.
El poema dice así: “En un pueblo junto al mar, poseer una casa y poca hacienda y memoria ninguna. No leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia”.
Hay más de uno que ha encontrado el verdadero amor en la literatura.
Lucia
2/1/19 14:18
Comparto tu opinión a medias, muchas veces lo supuestamente soso no es precisamente aburrimiento, la película es simple y quizás en ello radica su encanto, quizás porque amo los libros me haya gustado tanto, además de los lindos escenarios y del no-final feliz que podría esperarse.
gretter
2/1/19 10:33
La librería :la pasión de los libros
La novela de Penelope Fitzgerald es adaptada a la pantalla grande por Isabel Coixet , ganando el Goya a mejor película en el 2017 gracias al revuelo del movimiento Time’s Up
En La librería, una joven mujer decide, en un pequeño pueblo de la Inglaterra de 1959 , en contra de la educada pero implacable oposición vecinal, abrir el primer local de este tipo que haya habido nunca en esa zona.
Proyectada en el Festival de Berlín, nominada a los Premios Feroz, Gaudí y Platino el último trabajo de la Coixet es estimable por su elaboración y acabado más no es redondo
La película es delicada y la dirección artística es elegante, sin embargo su metraje no es suficiente para no sentirnos estimulados
Mediante la voz en off , la maravillosa música y la fotografía , la directora busca elogiar el maravilloso mundo de los libros y la literatura, a través de un tono amable y sensible
Mientras la veía recordé algunas imágenes de Chocolat protagonizada por Juliette Binoche
Es mucho mejor que Aprendiendo a conducir , incluso que Nadie quiere la noche , sin embargo la realizadora sigue sin atraparme y no por falta de oficio
Patricia Clarkson y Bill Nighy como secundarios funcionan mucho más que Emily Mortimer, como protagonista, demasiado insípida
Un drama de época visualmente impecable, tal vez sobrevalorada y fácil de olvidar
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