Mientras no habían surgido las actuales nuevas tecnologías, los usuarios de ellas buscaban sin excepción los manuales para aprender cómo usarlas antes de hacerlo, pero con los celulares esa práctica está siendo cada vez más desechada.
Era común que antes de extraer un equipo del envase, primero se sacaba un folleto o plegable donde había instrucciones en varios idiomas para realizar cada una de las operaciones, y recomendaciones de cómo prolongar su vida útil sin romperse.
Por cierto, cuando no estaba en español, unos trataban de entender a toda cosa, pero otros buscaban quien hiciera la traducción y mientras lo hallaban, prohibían que el equipo fuera utilizado, aunque prácticamente no dejaban tocarlo.
Al principio los celulares eran muy sencillos y con sentido común era posible encenderlo, apagarlo, oprimir una tecla para escuchar y hablar, leer o escribir SMS, así como marcar los números con el propósito de hacer la llamada.
Eran entonces verdaderos teléfonos modernos, fueron el fruto del desarrollo de aquellos aparatos enlazados con cables, pero se fueron complicando, y fue precisamente cuando al autor de estas líneas se le ocurrió pedir a un colega español un celular que solo fuera como los teléfonos tradicionales y nada más.
Horas antes de abordar el avión, después de las palabras y gestos de despedida, dijo: Cuando regrese, no te prometo traerte el teléfono que quieres porque eso ya no existe, y cada vez habrá menos con esas características.
Pronto quedé convencido de que los celulares también son GPS, calendario, cámara de fotos fijas y en movimiento, radio, televisión, correo electrónico, brújula, mapa, herramientas para cobros y pagos en operaciones de compra venta, reservar pasajes en medios terrestres, marítimos y aéreos…
En fin, acepté que en el diminuto y ligero celular están contenidas una apabullante cantidad de funciones de aparatos que físicamente habría que transportarlos en una carretilla, pero lo que todavía resulta difícil de admitir es que tengan opciones que parecen haber sido ocultadas por los diseñadores y fabricantes.
El colmo es que celulares de una misma marca cambian las opciones de lugar y lo que es peor, también les dan diferentes nombres a igual herramienta según modernizan los modelos, y si son diferentes fabricantes, la dificultad es mayor.
Ese mal parece que se expande tanto que ya también lo vamos padeciendo en productos informáticos cubanos de mucha utilidad y gran aceptación, como son las aplicaciones Viajando y Trenes que contienen la información de cuándo sale el vehículo desde una estación intermedia, pero recomiendan preguntar.
Tal pareciera que los horarios de salida del lugar de origen y de las estaciones intermedias las han colocado para que sea difícil de hallar, sin embargo “cacharreando” se puede encontrar además de las horas, los días en que circula cada ómnibus o tren.
Ojalá que la costumbre no se siga extendiendo, y se divulguen más los tutoriales de cómo usar las APK nacionales y no suceda como con los modernos y útiles celulares.
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