Dinero escaso, pero... ¿pudiera rendir más?

Cuentan que una vez un jefe guerrero no escogía a sus soldados por sus habilidades con las armas ni la fortaleza física, ni aspiraba a tener superioridad numérica sobre el enemigo, sino que elegía a los combatientes convencidos de poder vencer al enemigo.

Algo así sucede con el salario de estos días en que está lleno de magulladuras, la mayoría de las cuales no pueden curarse con decisiones personales, sino que dependen de altos niveles jerárquicos, así como de situaciones nacionales y mundiales.

Mientras se realizan acciones globales para lograr un mejor sistema salarial y que el sueldo tenga el poder aquisitivo correcto, vale analizar la filosofía de aquel guerrero que confiaba más en actitudes mentales que en cantidades físicas.

Vivir en un país maltrecho golpeado por al enemigo más poderoso del planeta, y con errores e ineficiencias en la conducción de la economía, se hace difícil salir de la crencia de que es imposible que un ciudadano esquive los problemas con acciones individuales.

Sin dudas, estas líneas serán leídas con desdén por un número cualquiera de lectores, pues en conversaciones presenciales para preparar estas notas, hasta han calificado estas ideas como locas, irrealizables y con otros adjetivos menos amables.

Nadie puede negar la situación que padecen quienes perciben una jubilación de unos mil pesos y un salario de apenas dos mil.

Mientras más bajo sea el presupuesto, mayores deben ser los esfuerzos en los diversos aspectos de la vida, y una sencilla acción es practicar la contabilidad, algo que debiera ser aplicada sin importar las riquezas poseídas.

Tanto en la bonanza como en la pobreza, son importantes usar correctos métodos de administración de los ingresos y lograr recursos para establecer una meta realista de ahorro, para lo cual en vez de llevar los datos en la memoria, deben de anotarse y si es en papel, mejor.

El análisis de los gastos tiende a formar conciencia de los hábitos de consumo, por tanto anote pagos fijos como los de luz, agua, teléfono, vivienda, transporte, comida, medicina, servicios para el hogar; contabilice los ingresos por cualquiera de las vías y los gastos extra del mes.

Dicen que quien ahorra no es el que menos gasta, sino el que gasta sabiamente, por tanto, hay que ser buen administrador, lo cual no es fácil para una persona ni una familia, pues tampoco lo es para quienes se encargan de hacerlo en una pequeña entidad, una mediana empresa o un organismo nacional.

Esto puede parecer hasta imposible al principio, pero seguramente con el paso del tiempo cosechará éxitos, sobre todo, si establece categorías para decidir en qué gastar más dinero, pero primero, sepa que no es sencillo, sino un asunto necesario de resolver y que está lleno de complicaciones y hay que estar convencidos de que se puede.

La filosofía de esta idea está en atender con toda prioridad las cosas imprescinidibles y aprender a deshacerse de las que no son esenciales o disminuirlas, haciendo una evaluación de cuánto, cómo y en qué hemos gastado el dinero.

Cada cual tiene sus experiencias personales, pero la nuestra es que incrementamos el rendimiento de los ingresos al no fumar ni consumir bebidas alcohólicas, pues apenas los compramos, sobre todo los cigarros y los tabacos, hay personas en el portal de la bodega que proponen pagar más de lo que nos costaron.

No es fácil decidirse a contabilizar gastos para administrar la economía individuial y familiar con poco dinero, también es extremadamente difícil trazarse un objetivo de ahorro, pero si usted es de los que se decide y nos cuenta sus experiencias, le damos las gracias anticipadamente por compartir.