Por aquellos años de la década de los 60 del siglo pasado todavía podían suceder con mucha frecuencia torrenciales aguaceros que duraban largas horas y así se mantenía el tiempo varios días en los cuales se solían realizar rápidamente las gestiones para no necesitar de casa.
La siguiente década, la de los 70, tampoco la sequía se había hecho sentir con el rigor conocido en estos días, y aún hoy en lugares como Aridanes, en el centro norteño Caibairién, deben recordar cómo los campamentos de macheteros que cortaban caña quedaban incomunicados por las inundaciones.
Varios niños de la época en la ciudad portuaria de Casilda, en el sur de la provincia de Sancti Spíritus recibieron bicicletas como regalo Los Reyes y tras aprender a montarlas, idearon largos recorridos que fueron frustrados por las lluvias hasta que cesó la temporada de las precipitaciones.
Sin embargo, cuando iban a emprender el viaje, coincidía con fuertes vientos, por lo cual quienes estaban en el círculo de interés de Meteorología en sus escuelas propusieron indagar sobre las predicciones de la dirección y velocidad de ese fenómeno atmosférico para emprender el recorrido.
Con la comunicación transmitida por ellos: "serán del norte al noreste", todos, menos los informantes, nos reunimos para salir, pero apenas el grupo pedaleó dos kilómetros, resultaba difícil avanzar porque vientos de más de 15 kilómetros por hora impedían escalar hasta las más leves elevaciones.
Los más suspicaces razonaron que los interesados en la Meteorología habían mentido y era la razón por la que no se habían incorporado a la expedición cilística que tenía el propósito de andar no menos de 30 kilómetros en terrenos irregulares incluídos.
Al encontrar a los supuestos "desinformadores" los increparon por mentirosos, pues dijeron que los vientos soplarían del norte al nordeste y hubo fuertes vientos del norte, por lo cual no se presentaron.
Ante la protesta, los pequeños aprendices de Meteorología reiteraban que soplarían del norte al noreste, lo cual aumentó el enfado del grupo que salió desde el sur y el trayecto contemplaba que a los 6 kilómetros torcerían a la derecha, es decir, al noreste rumbo a Sancti Spíritus desde Trinidad.
Ninguna explicación fue aceptada hasta que uno de los "meteorólogos" tomó un palito e hizo un croquis en el suelo, que al ser visto, despertó aún más enojo, pues le reclamaron que debió de haber dicho que tendríamos viento en contra desde la salida y que al doblar a la derecha, tambien estaría de frente.
El más entendido en la asignatura de Español llamó a no continuar la discusión para no terminar violentamente, y tras elogiar sus conocimientos de Meteorología, los criticó por no saber hablar porque debieron de haber explicado que los vientos vendrían desde algún punto entre el norte y el noreste.
Sin dudas, fue lo que trataron de decir, pero interpretamos que los vientos saldrían del norte e irían al noreste, lo cual no afectaba el paseo ciclístico que quedó postergado hasta nuestros días, pues los padres se enteraron y prohibieron la excursión porque sin saber las leyes del tránsito era muy peligroso para los niños.
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