“La música se diseña, no se crea”: Iván Benavides

Lo encontré por Instagram, donde lo que habitualmente circula son unos reels mas fútiles, pura chatarra para el entretenimiento. No para reflexionar como este. Y como me pareció una joyita, un concentrado de verdades, lo compartí por mi facebook y decidí exponerlo aquí, con estos breves comentarios.

Se trata de un fragmento editado de un podcats del canal de YouTube No hay banderas en Marte y publicado en abril de este año bajo el título “Ser colombiano es un acto de fe”. Una conversación exquisita, por las vivencias que hilvana el invitado, para llevarnos, amenamente, hacia las esencias  rizomáticas de lo que acontece hoy con la cultura, en Colombia y en el Planeta, más específicamente con la música. Bocetos de una realidad des-ordenada por el Mercantilismo y la racionalidad neoliberal.

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Con mucho peso, porque lo dice Iván Benavides, un “artista con h”, que ha hecho “hartas cosas”, músico, compositor, productor de cine, director escénico, gestor cultural, asesor de ministros de Cultura, programador de festivales, asesor de mercados culturales… Un apasionado de la Colombia periférica y del Pacífico que se autodefine como “Afrodependiente” y “Curador”, empeñado en “desatar las fuerzas creativas del contexto”.

Benavides es considerado uno de los gestores culturales más destacados de Colombia por su profunda exploración en los sonidos y  tradiciones de las comunidades, los márgenes de  territorio híbrido que resiste. Con un devenir, de compositor de famosos a director del Centro Nacional de Arte, que le ha permitido auscultar y proyectar soluciones.

A lo largo de su carrera, ha trabajado con grandes músicos, en un espectro que va desde la electrónica y el rock hasta las músicas tradicionales y sinfónicas. Con la Orquesta Filarmónica de Bogotá (Mestizajes), los Gaiteros de San Jacinto y artistas en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Con más de 35 años en la música, Benavides ha sido pieza clave del crecimiento de Carlos Vives y la Provincia, Aterciopelados, Chocquibtown, Sidestepper y otras agrupaciones que complacieron la curiosidad y conmovieron el gusto musical de su país y más allá.

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Desde el 2023, es el director del Centro Nacional de las Artes, del centro histórico de Bogotá, uno de los complejos culturales más importantes de Latinoamérica. “Desde allí seguimos impulsando la cultura y el arte. Estamos comprometidos con la gestión, la inclusión y la expansión artística”, le dijo a EL NUEVO SIGLO.

Su objetivo allí es promover en los escenarios “el fruto de procesos o que desate procesos”. Por eso trabajan laboratorios con pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, con comunidades afro de Tumaco y Urabá; preparan una obra con comunidades sordas y otra con personas ciegas, entre otros proyectos. Sin embargo, explica Benavides, esto no quitará espacio a la presentación de artistas consagrados de la música clásica y la ópera.

La labor de curar, programar y hacer narrativas es creativa. Para mí, es muy parecida a una obra de arte o a un proceso artístico. Aprendí a pensar bonito con las comunidades indígenas, que siempre dicen: “Mantén el pensamiento bonito de la palabra dulce y el hacerlo bien”. En este momento del mundo y del planeta en el que hay una crisis civilizatoria y climática, escuchar a la tierra nos ha generado una línea de narrativa que se evidencia en nuestra programación.

En el audiovisual referido, Benavides reitera reflexiones compartidas en otros intercambios. De lo nocivo de asumir el arte y la música como un emprendimiento, de abandonar la poesía y sojuzgarse a la carrera  de pegar un hit tras otro, de  conseguir reacciones y acumular estadísticas en las plataformas digitales,  cueste  lo que cueste.  

“La música se diseña, no se crea”.  “Hay una obsolescencia programa de los objetos y de los productos artísticos”. “Es el consumo por el consumo”. “Pegar hits, sin crear memoria”. “Nos han metido un modelo de éxito basado en el neoliberalismo, que tiene que ver con la fama, el poder y el dinero”.   

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Como la idea de que “los grandes cambios de la humanidad vienen de las periferias, tanto los estéticos como los sociales, y son las periferias las que nos están mandando el norte”. Y la necesidad de ir a las  comunidades para revitalizar valores tan importantes como la solidaridad.

“Básicamente, la autoridad se ha armado en una estructura de árbol vertical. Yo pienso en estructuras rizomáticas, mucho más horizontales, y en generar procesos de colaboración y pensamiento crítico. Hay que crear comunidad”.

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“Estamos pasando del momento del genio individual a la necesidad de volver a la comunidad para poder afrontar la crisis civilizatoria en la que estamos. Los modelos actuales de desarrollo, basados en solamente la competencia, la individualidad y la explotación de la naturaleza, están llevándonos a una crisis gigantesca”,  comentó hace dos años en entrevista para  El Magazín cultural.